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miércoles, 11 de abril de 2018

Sección "Hablamos nosotros" : Experiencia laboral en el extranjero

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Como anuncié e invité a colaborar en mi cuenta de facebook , abro la  sección "Hablamos nosotros de fobia social "  en la que otras personas con este problema que quieran explicar  su experiencias en este blog lo puedan hacer , si así lo desean .

Es dificil que haya dos casos de fobia social idénticos y,  aunque coincidamos en muchas de las bases , contar diferentes experienciss puede acercar más a esta realidad , uno de los objetivo de este blog.

Complicaciones con patologías asociadas, diferentes síntomas, limitaciones, vuestros sentimientos.... Cosas que creais se deban conocer desde quien lo vive.

Quien quiera participar puede escribir su historia a la dirección del formulario de contacto del blog. Puede hacerse de forma anónima.

En esta ocasión Ana nos explica su experiencia laboral en el extranjero, habiendo explicado mi experiencia del tema en la anterior entrada , he querido completar y seguir con esta.
Sin duda una experiencia que podría llegar a ser enriquecedora, resulta complicada en personas con fobia social
Gracias Ana 

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Siempre he pensado que una experiencia laboral en el extranjero es una experiencia
positiva que te hace crecer y madurar, de hecho lo es, aún así, aunque alguna vez se puede volver en tu contra, siempre puedes sacar algo bueno del fondo.

Hace 20 años me fui a Inglaterra a trabajar como camarera en un Hotel de lujo, animada por mis padres, en especial mi padre, y a través de la hija de un conocido de mi padre que se encontraba allí trabajando.

Mis sentimientos a la hora de afrontar semejante aventura, eran muy encontrados: me daba un miedo feroz el hecho de convivir en un bloque de habitaciones con la misma gente con la que iba a compartir lugar de trabajo en el hotel, pero por otro lado, el hecho de poder trabajar en un sitio espectacular tal como me mostraban las fotos del folleto que me mandaron, resultaba bastante atractivo.
Además también pensaba, que dadas mis dificultades con el idioma, el cual solo conocía de mis estudios en la Escuela Oficial de idiomas y el instituto, servirían de escudo para disimular mis dificultades i casi imposibilidad de relación con los demás.
Yo todavía no sabía que tenía Fobia Social, creía que era inmadurez o solo timidez, además que soy muy cabezota y siempre me meto en todo tipo de líos de los que no siempre salgo bien parada. Además, para qué engañarnos, el más interesado en que me fuera era mi padre, empeñado en que tenía que “espabilar” .Esto era digamos, una “prueba de fuego”.

Mi fui con una venda en los ojos, sin pensar que una vez más, me daría con el mismo
muro.Llegué al sitio en cuestión un 12 de Enero de 1998, ya teniendo veintimuchos años, ya no era una jovencita. Al principio me sentía muy extraña, mirando a gente con la que compartiría residencia y trabajo (otro inconveniente para mí, ya que yo he necesitado siempre separar vida doméstica de vida laboral, pues no me quiero llevar problemas a casa).

Al principio, lo típico, choque cultural, adaptación, etc, todo muy “light”, siempre vas “mejorando” poco a poco.

Mi habitación, mi refugio, una habitación individual, una maravilla.El bloque de habitaciones se componía de habitaciones individuales o dobles.Muchas ventajas de tener una individual, allí dentro me pensaba tantas veces si salir a “hacer vida social” a otras habitaciones como hacían muchos de mis compañeros, pero la
gran mayoría de las veces, ganaba por goleada el quedarme allí, y salir sólo para hacer las comidas, que eran en el hotel.

Me sentía como en un mundo distinto, tan distinto a España, y con grandes oportunidades de aprender, además teniendo la ventaja de que el alojamiento y las comidas nos las daba el Hotel, por tanto podías ahorrar y no tenías problemas para llegar a fin de mes.

La gente me recibió muy bien y conocí a gente muy maja, dos de ellos finlandeses que trabajaban conmigo en el restaurante del Hotel. Pero aunque había gente que me caía bien, yo me mantenía aislada y sólo me relacionaba con ellos lo justo ( esto ocurre con la Fobia Social, aunque la gente sea amable y cariñosa, nosotros nos alejamos), en mi caso no quería ser una carga para nadie.

Mi apariencia era triste: todos creían que echaba mucho de menos a mi familia, pero no era así en realidad, estaba triste porque no me podía relacionar con la gente sin sentirme extraña y con ganas de salir corriendo.
NO, NO era eso, otro de los síntomas de la Fobia Social, echaba de menos a mi familia, lo normal, pero estaba triste porque veía que la espiral de aislamiento en la que me estaba metiendo poco a poco, iba a hacer que el día que me fuera de allí lo hiciese de vacío, sin saber cómo despedirme de los demás...qué triste, no?

También tengo que decir que tengo una hermana que decidió irse también a Inglaterra a trabajar mediante una agencia de colocación, pero en su caso, ella estaba en Londres, trabajando  en hoteles. Yo me mantenía en contacto con ella, por teléfono, y los días que libraba aprovechaba para ir a verla. Esto era muy reconfortante para mí.y por supuesto, también hablar por teléfono con mis padres.

El Idioma otro inconveniente: como era tan callada, creían que no sabía absolutamente nada, cosa no del todo cierta, pero lo más difícil para mí era entender, acostumbrar el oído. Al hablar me atropellaba, no retenía las cosas, y cambiaba palabras, no por desconocimiento, sino por confusiones que yo cazaba luego. Esto fue un gran inconveniente en el trabajo, si bien al principio no tanto, ya que se veía algo más normal, más adelante me trajo un sinfín de problemas y situaciones embarazosas.

Un día a la semana venía una profesora a dar clases del Ingĺés, a las que yo acudía con todo el gusto, pero alguno de mis compañeros parecía vigilarme, ya que creían que no me gustaba ir (otro malentendido). En las clases, iba bastante bien, me sentía una más, no así en el trabajo, donde me sentía un pato mareado.

EL TRABAJO 

Empecé el trabajo bien, mostrando interés por aprender, con los inconvenientes por el
idioma, pero al margen ya del idioma, con muchas incomodidades ya que se trataba de atender a los clientes. Aunque yo no lo hacía directamente, sí me daban cuenta de lo pedido para que yo fuese a la cocina a traerlo al restaurante.

Debo decir que para mí el trabajo cara al público, ha sido siempre casi un imposible, con razón digo que esto era una auténtica “prueba de fuego” para mí.
Además, en este Departamento, el Restaurante, existía un ambiente digamos, hostil, más que en los otros Departamentos de Hotel. Al menos así opinaban muchos trabajadores.

Y entonces, empezó mi declive: ataques de pánico, bloqueos y meteduras de pata, sacar de quicio a jefes y compañeros (no digo todos, habían algunos más empáticos, dispuestos a ayudar si podían), y algún que otro toque de atención de que debía cambiar mi actitud ( no solo trabajar mejor, sino ser más abierta y habladora).
Es evidente que se habían percatado de mi carácter extremadamente introvertido. Para que os hagáis una idea, también llegaron a decirme que tenía que ser más “Profesional”, y es que llegué a un punto de no retorno, en el que ni siquiera podía ser persona (la situación se me había ido de las manos).
Regaños casi todos los días, lágrimas que no podía aguantarme. Si al principio piensas: ya me iré tranquilizando poco a poco...pues no, cada vez a peor, llegué a sentirme en un estado catatónico, en el que no podía ni pensar. Me decían que no pensaba, que tenía que prestar atención, pero no podía. Me quedaba quieta, y llegaron a sentenciarme:

“Tú no quieres trabajar”.

Esta frase me dolió muchísimo, aunque no sé si realmente lo pensaban así, o es
que yo les sacaba tanto de quicio.

EL TIEMPO LIBRE

Como ya he dicho, el tiempo libre lo pasaba en la habitación pensando: “salgo, no
salgo,”...rara vez me daba un empujón y me animaba a salir, como aquella vez que fui a la habitación de mis dos vecinos , con los cuales compartía el baño, dos jovencitos
gamberretes, con los cuales tuve algunos encontronazos, ya que me veían muy parada. Llegaron a decirme que era egoísta y que sólo pensaba en mí misma...ese día desconecté, y llegaron a decirme hasta….que les caía bien!!!

También, en mis días libres, aprovechaba para ir al pueblo a hacer compras. Esto se me daba bien, cuando estás sola, por lo menos en mi caso, y no hay presión de ningún tipo, las cosas te van saliendo mejor. Luego volvía al Hotel andando, o en un taxi (el Hotel estaba en medio del campo, a unos tres kilómetros del pueblo).

Las comidas en el Hotel: solía sentarme sola, alguna vez en una mesa con algunos
compañeros que me caían bien, pero mi tendencia natural era estar sola (no quería sentirmeun estorbo)

También, como he dicho antes, me iba a Londres a ver a mi hermana, y contarle cómo me iba, ya estaba yo pensando en dejar el hotel por lo mal que me encontraba en el trabajo e irme con ella, pero….la idea que tenía yo era estar al menos seis meses, y quería aguantar un poco más.
Mi hermana trabajaba en ese momento limpiando habitaciones de hoteles ( pensé que un trabajo así sería mejor para mí), pero bueno, ya veríamos más adelante.
Como tenía dos días libres, me quedé a dormir en la residencia donde ella se alojaba, y ya al día siguiente regresaría de vuelta al pueblo, cogiendo fuerzas para mejorar mi situación en el trabajo.

Con mis padres hablé también, ya les puse al corriente de los problemas que estaba
teniendo, pero les comenté que ya se solucionaría todo. Ellos también pensaban que el problema era el Idioma.. pero yo sabía que era algo más. Por ejemplo, en los momentos de trabajo en los que no hay clientes en el restaurante, yo también estaba incómoda con mis compañeros, sentía que no podía estar de pie, sensaciones de no querer que te vean, de desaparecer, quiero decir, que no es solo trabajar cara al público, es simplemente relacionarte con los demás sin que existan esas tensiones, porque con quien realmente pasas muchas horas es con los compañeros, no con los clientes...qué diferente hubiera sido todo sin este problema!!! Una experiencia que iba a ser positiva…..


Y llegó aquel día..

19 de marzo de 1998
Un día normal trabajando en el restaurante. Yo tenía pensado por la tarde llamara a mi
padre para felicitarlo por su santo y por ser el día del padre, pero antes de ir a comer mis jefes me dijeron que me esperase, que querían hablar conmigo. Me puse nerviosisima, después de tantos avisos, esto parecía que iba más en serio.

Se sentaron los dos delante de mí:
El día 31 de Marzo dejas el Hotel. No podemos seguir manteniéndote…

Una sensación de derrumbe y fracaso me hizo llorar…..había tocado fondo!!!

Despedida del Hotel!!!

¿ Cómo podía haber llegado hasta ese extremo??

Acto seguido empezaron a enumerarme razones que obviamente yo ya sabía:

No piensas,

Eres muy cerrada…

Otra que me dolió especialmente: no saludas a la Directora del Hotel
cuando pasas por su lado.

Y por supuesto, también nombrarme a los compañeros que se habían quejado de mí, que eran varios..

Uno de los jefes me vió tan mal que quiso ayudarme diciéndome que me recomendaría para trabajar en un hotel que estaba cerca de allí, y le dí las gracias, pero le dije que no, queya me buscaría la vida, que no se preocupara por mí.
Fui a recoger mi carta de despido, donde, pude leer algo así como:

“No has alcanzado el estándar” o traducido al español “que no había dado la talla..

Cuando se lo comuniqué a mis padres, pues bueno, la verdad es que ya los había ido
preparando..no se sorprendieron mucho, eran tantos los toques que me habían dado de que cambiara, pero yo no podía hacerlo!! llegaron los jefes a decirme que si no cambiaba no me querrían en ningún trabajo…

Los días que me quedaban, 12 en total, fueron tranquilos, algunos compañeros estuvieron muy amables conmigo, yo en parte estaba aliviada,porque un problema así ya no tenía más solución que dejarlo. Aunque por otro lado estaba preocupada, porque sabía que había algomás, que si no lo solucionaba me iba a estar pasando siempre.
Una prueba de fuego que no había podido superar…no llegué ni a los tres meses.
Ya tenía decidido irme a Londres con mi hermana, y trabajar de limpiadora de
habitaciones. Eso sería mucho más fácil.
Como podréis suponer, no me despedí de la gente a lo grande. Mis compañeros los
finlandeses me animaron y fuimos a tomar unas copas. De unos pocos también me despedí, pero no lo hice muy emotivamente, no fui capaz, debí parecer una antipática
Los jefes al final, también se mostraron algo más amables, y me dijeron incluso que podía volver algún día a visitarles...nunca lo hice..

El 1 de Abril de 1998 cogí un tren que me llevó a Londres a vivir con mi hermana, donde estuve un año y medio trabajando limpiando habitaciones en un hotel, un trabajo muy pesado, pero posible para mí. Al ser un trabajo en solitario y vivir con mi hermana, hizo posible mi estancia en un país extranjero con fobia social. No fui capaz de cambiar de trabajo, mi hermana pasó de limpiar habitaciones a camarera en un hotel, a mi pasó al contrario
Estuve un año y medio, y además me pagué una academia de Inglés para mejorar el idioma.

Regresé a España en Octubre de 1999

Esta es mi experiencia, se aprenden muchas cosas, no quiero desanimar a quien de vosotros quiera ir al extranjero con fobia social, a mí entre cosas, me ha enseñado a ser más empática en el trabajo, no es lo mismo ser útil que ser servil...para mí,que me es tan difícil trabajar en equipo. Es importante saber aportar algo más que simplemente decir a todo que sí, pero no facilitar la totalidad del trabajo..
Gracias

lunes, 2 de abril de 2018

Experiencia laboral en el extranjero


Un verano mientras aún estudiaba en la universidad (ver fobia en la universidad ), tuve la oportunidad de ir a trabajar a un pueblo precioso , muy turístico, de Francia . No me quedaba mucho para terminar la carrera y sabía que una vez acabada tendría que enfrentarme al mundo laboral , cosa en la que pensaba mucho. Hice un esfuerzo y lo tomé como una experiencia y prueba de fuego que se me presentó con mucho apoyo.

Sumados los pros y contras no fue del todo mal y a éste primero le siguieron otros más , ya habiendo acabado la carrera y sin haber conseguido ningún otro tipo de avance de inserción en el mundo  laboral en ese tiempo , no más allá de mandar curriculums y alguna entrevista de trabajo.

Durante ese  periodo en blanco ,digamos , estudiaba inglés para tener un título y francés como segunda lengua  en la E.O.I .

El ir a Francia , sí , fue un esfuerzo de decisión por mi parte.
Ya sabeis:  
Ansiedad anticipada , intentos de evitación , pensamientos negativos , miedo, angustia..
 - Voy...   
-  Ay no,  no .. 
- Venga sí , si voy muy acompañada y estaré con los niños,  
                          - pero  ¿ y sí? .... 
           - Qué vergüenza, no, no voy . No les conozco....  
Y vuelta a empezar .

No era una experiencia que quisiera hacer, por ese rehuir mío de lo desconocido que se escapa a control  y de la experiencia laboral que me aterraba , y me aterra  , tanto es así que  no lo hubiera aceptado si no hubiera sido :

  1. Porque siempre venía conmigo un familiar mayor y una amiga , eso me reconfortaba y no me sentía sola en la aventura, había más control y protección.

  1. Porque al final me hacía gracia la posibilidad  de mejorar mi francés, comprar libros y diccionarios directamente allí ,conocer la zona que era preciosa y vivir una experiencia única que también existía pese a todo

Así es que al final fui hasta 4 veranos seguidos.

Mi fobia social me jugaba muy malas pasadas, aún no estaba diagnosticada , pero ya faltaba muy poco para ello pues justo aquí se inició mi anorexia que como también he explicado en este blog , es la que me  llevó  a un psicólogo y a un diagnóstico.

(Un inciso sobre la anorexia vivida que tiene mucho que ver con estos viajes a Francia)

Ocurría que  allí comía rápido y mal , con  las tensiones y las prisas no me entraba nada y había comidas que no me gustaban ,además ,desgastábamos mucho porque el trabajo era algo duro y al volver de nuevo a casa ,el primer año,  había adelgazado en un mes  unos. 2 kg . Me vi muy bien , la gente cercana también lo notaba y me decían , y seguí buscando adelgazar . Utilizaba muy especialmente estos veranos en Francia para avanzar en mis propósitos cada vez más enfermizos. Al centrarme en ello parecía que quedaban de lado un poco  mis otros problemas de relación con el mundo. De hecho tuve que dejar de ir por prescripción obligada de mi psicólogo. Explico toda la historia  de mi anorexia en este blog.

El hecho de haber aceptado , como decía,  fue por ir con dos personas de mi total confianza ,esto ya era indicativo de mi gran dificultad y problema cuando  incluso así me seguía resultando muy complicado , necesitando la ayuda y apoyo  de esas personas casi constantemente

  • El contacto con extraños,
  • que te mandaran hacer cosas, 
  • Sentirte evaluada constantemente o cogida en falta ( cosa que no pasaba porque era tremendamente escrupulosa y eficiente en el trabajo, adelantándome siempre con detalles que se agradecían, pero vivía con esa duda y angustia )  . 
Creo que es justo esta percepción la más difícil de sobrellevar. Una sensación de violencia  constante, ese esfuerzo agotador de hacerlo todo bien , sentirte evaluado en el sentido más estricto y lógico del término en este caso, pues un jefe ha de ver que cumples bien con tus cometidos ,  te evalúa y  vigila de verdad. No hay descanso posible , es un continuo. Luego ya se añade además el contacto con compañeros de trabajo, los jefes etc...
 Ver : trabajar con fobia social 
  • y en definitiva  estar dentro de un entorno "hostil"  continuo que se me hacía muy difícil de llevar.

En esta experiencia de trabajo , esa "incomodidad" fóbica ,era algo aún más continuo porque vivía en  la casa ,  dentro  de ese ambiente "hostil" . Por suerte era una especie de villa con una casa principal enorme , tipo castillo con 3 plantas y un  planta baja  y  dos casitas preciosas pequeñas. En una vivíamos nosotras, teniendo nuestro propio espacio para dormir y tiempo libre y en la otra los jóvenes de la casa, pero estábamos mayoritariamente  en la grande.

El trabajo consistía el primer año en cuidar a tres niños pequeños, en plan au pair  , por eso accedí también. Me encantan  los niños , tratar con ellos para mí siempre es un placer,  con ellos no sale mi fobia , pero los sucesivos fueron para limpiar y servir las comidas en la casa grande  con los adultos.
Trabajo no faltaba porque durante ese mes se reunían toda las familias en torno a la matriarca , familias muy conocidas , con hijos,  maridos, nietos y sus maridos e hijos … 3 generaciones .

Nos levantábamos muy temprano , habríamos todos los postigos con contraventanas de la planta principal y preparábamos la mesa y el desayuno, hasta aquí bien porque luego desaparecíamos y ellos se encargaban solos, cada uno se levantaba a una hora diferente  . Había un montacargas que comunicaba con la cocina , la planta baja, y nos pedían por ahí tostadas o lo que fuera, lo principal ya estaba puesto en la mesa..

Después de esa calma , protegidos en la cocina mientras desayunábamos y muchos dormían, había que ponerse en marcha y ponerse a limpiar la enorme casa, enmoquetada de rojo y a pie  de playa  ( sólo para que imaginéis el panorama. Arena  muy visible y por todas partes) y todo era algo más violento. Para empezar nos hacían poner una batita , a mí eso me daba mucha vergüenza , tenía un sentido del ridículo muy agudizado, aunque bueno a esto conseguí adaptarme, al menos era práctico, protegiendo mi ropa .
Pero nunca me acostumbré  a la gran violencia que sentía cuando me cruzaba con alguien de la casa , así sin más , cosa que era fácil y común puesto que vivían ahí.
La verdad es que era  muy buena gente,  muy cercana y amable ,  pese a tener unos estatus sociales muy altos que podrías esperar gente muy estirada o que te miraran por encima del hombro o incluso que ni te miraran.

Al pasar y verte los mayores, generalmente los hombres, siempre te hacían alguna bromita o incluso galanterías, era su forma de ser simpáticos y amables, muy masculino , con lo que aún se multiplicaba más esa tensión. Ya no sólo existía la posibilidad de encontrarte con alguno , sino de que estos te dijeran algo o te dieran conversación. Sólo imaginarme volverme  a encontrar con ellos me cohibía y pasear limpiando por la casa junto a mi amiga siempre era tenso para mí.

¿Que qué me decían?

Pues cosas como:
  • Laine ¿Tienes novio?

Les decía :
  • No
  • ¿ Qué haces que no te buscas uno?...

También otras tonterías sin importancia, simpáticas, pero que me dejaban en blanco y sin respuesta. Ellos para mí eran una figura de autoridad. De hecho todos los que allí vivían  eran autoridad  y pululaban por toda la casa

Me azoraban muchiiiiísimo  y yo aún me mostraba más tímida y cohibida. Eso parecía que les hacía gracia o les gustaba e insistían , más conmigo que con mi amiga , de hecho prácticamente era sólo a mí

Esto es un problema que he tenido en cualquier situación por culpa de la fobia social, al resultar asi,  tímida , parece que da alas a la gente a meterse contigo, reírse , gastandote bromitas o incluso aprovecharse de tí. Algunos no lo hacen con maldad y otros son auténticos depredadores de almas cándidas, indefensas e incapaces de defenderse o con dificultades para ello, imponerse, decir no.. etc . 
No es muy común encontrarse con una persona parada que enseguida pone ojos de cordero degollado  o incluso de miedo, que se queda en blanco incapaz de responder y con la que enseguida sabes que tienes un gran poder que te empuja a utilizarlo.
Hay cosas que no sólo estan en nuestra mente , no son apreciaciones nuestras , como dirían algunos, pensamientos distorsionadas que imaginamos, sino que son reales. Muchas o algunas de ellas , se cumplen simplemente por nuestra forma de ser o actuar, al menos es lo que yo creo
Hablo de ello en la entrada " Vulnerabilidad, "inmadurez", indefensión, sensibilidad... caras de una misma moneda en la fobia social" 
Qué depende de nosotros cambiarlo, seguro, pero es una realidad mientras el problema persiste.

Además nos observaban mucho cuando íbamos a la playa que ,como he dicho, estaba al lado . Nosotras íbamos a veces después de comer un ratito, pero no nos alejabamos porque enseguida teníamos que volver y desde allí nos veían desde la casa.
Así es que encima me sentía observada y me tensaba aún más. Sabía que hablaban entre ellos de nosotras, se notaba luego en las preguntas que nos hacían y sus comentarios . Por todo ello el sentimiento y sensación de sentirse observado y posiblemente evaluado, con evidencias muy  reales seguían,  estuvieran mirando o no. 
Yo imaginaba o suponía constantemente por ello que podrían estar haciéndolo , así es que era un no parar

También me halagaba,  tengo que decir y  a veces nos reíamos coquetamente después.

Un año me inventé que sí tenía novio, así me lo sugirió mi amiga, que veía también claramente estas conversaciones y bromitas  hacía mí persona , para ver si me dejaban en paz y fue aún muchísimo  peor, omito detalles .

Es cierto que a los hombres , como ahora, les tengo una especial fobia y se me quedaron más los detalles con ellos , pero era igualmente violento con las mujeres de la casa . Éstas eran algo más secas y suyas y no sabías nunca que podrían estar pensando de tí , cosa que me desconcertaba y preocupaba como buena fóbica , en que necesitas saber ,en parte,  que te aceptan o al menos que haces bien tu trabajo y lo valoran . Normalmente en un trabajo no tienes porque esperar caer bien , pero cuando convives dentro del seno de una familia y no en una oficina es diferente .

Subíamos a las plantas de arriba, las habitaciones . 
A menudo, cuando nos constaba que podía haber alguien dentro, teníamos que llamar a la puerta para comprobarlo antes de entrar. Yo me negaba, me daba una vergüenza intolerable y le pedía a mi amiga que lo hiciera ella. A veces se enfadaba y me decía que lo hiciera yo alguna vez ,  pero me negaba . La decía  que yo prefería esperar lo que hiciera falta a verles salir, pero claro eso nos retrasaba mucho y nos quitaba el poco tiempo libre que a veces, no siempre,  teníamos antes de comer.

  • Toc toc-  llamaba a la puerta

Oías un  :

  • ¿Siiií?

Y ella debía decir detrás de la puerta:

  • Somos nosotras ,  venimos a hacerles la habitación .

Eso tan simple , yo no podía.

Se presentaban varias opciones :

Que no hubiera nadie y entraramos
que el susodicho nos hiciera volver más tarde,
que   fuera un motivo de presión para que salieran  en ese momento
o incluso que nos hicieran pasar y empezar a limpiar con ellos delante , horror para mí, de una conversación no te librabas y el que me vieran limpiar me hacía torpe y además me daba mucha vergüenza 

Había otras situaciones en las que mi amiga debía actuar por mí, como cuando había que preguntar algo o necesitábamos algo y también entrábamos en discusión por ello, porque siempre lo tenía que hacer ella. Por esta misma razón  ella también tenía más trato directo y conversaciones con todos y daba la sensación ( o yo lo imaginaba así nuevamente como siempre en la fobia social) , que ellos pensarían  que yo  era antipática o  incluso cosas peores. Me dejaba poco ver y valer, los méritos conjuntos también se los llevaba ella, al tratar más con ellos o al menos ella los recibía de forma directa.
En parte era real  , pero en general , en este caso, era algo  que  sólo estaba en mi cabeza , que yo creía , temía y también me mortificaba  y afectaba,

Porque al final me llegaban señales de que no era del todo así, sin duda es nuestra cabeza la que a veces , sí, nos  juega malas pasadas.

¿Por qué lo sé en este caso?
A menudo topábamos con la matriarca,  jefa general , que por cierto me hacía ser aún más torpe que nadie.  Ella nos cogió cariño especialmente a mí, quizá por el año que cuidé a tres de sus nietos donde conviví por ello aún más estrechamente  con la familia, haciendo más vida con ellos y porque quería también al familiar que venía conmigo.

El caso es que ella me lo decía:
- Te "queremos" Laine,  y era real ,  lo notaba .Queremos que vuelvas tú y traigas contigo a quien quieras , me decía . ( Yo escogía quien venía conmigo)

Gracias a Dios sabían era tímida ( por supuesto nadie piensa que puedas tener un problema mayor como la fobia social, en todo caso ,como ya expliqué , por entonces tampoco estaba diagnosticada y a los efectos para todos sólo era tímida) , estaba más que claro que entre ellos lo comentaban y no desagradaba , era buena chica, y me instaban  muchas veces a tener más vida , a superar esas actitudes etc  
Nunca supe porqué  ese cariño pues siempre estaba cohibida y a mi amiga se la veía con más vida y desparpajo , además de solícita de manera pública, lo mío era más en privado , y se comunicaban muy bien , al final siempre me quedaba al margen.
También pienso y veo que muchos valoran o les gusta esa condición de timidez . No te metes en problemas, eres más solicita... a simple vista pareces buena persona , dulce, sensible  y con un deje indefenso que atrae a muchos.
Pese a ese cariño mostrado yo siempre  tenía dudas . Dudaba siempre de si ellos estarían contentos conmigo, en el trabajo al menos , no sólo que estuviera bien hecho , que lo estaba , sino que ellos así lo considerasen también y por tanto recibir señales en ese sentido. 
Mi amiga  mostraba cada día que sí era digna , eficaz y a la altura , además de tener un don de comunicación y mi valía , que era la misma que la de ella , quedaba escondida en lo privado. Al final sólo lo que se ve parece valer  , en esta ocasión , como decía, estaba equivocada.
No obstante es otro problema  con la fobia social. En este mundo la valía , en cualquier área , no sólo hay que tenerla , hay que mostrarla y usarla .  Una persona con menos recursos puede parecer más eficiente si utiliza lo que tiene y lo muestra que una que tiene muchos más ,pero se esconde, incluso aunque los utilice.
Si no dejas ver tu potencial, nadie conocerá lo que vales , siempre serás una persona anónima . Es posible incluso que un trepa lo utilice para pasar por encima de ti. Absolutamente todo es más difícil con fobia social 

Hora clave , la comida, gran estrés y movimiento . Había una cocinera , nosotros sólo teníamos que poner una mesa que era la obra del escorial y servir las comidas. Nuevamente me negaba a servirlas en la mesa . Pedí a mi amiga quedarme abajo y enviarle la comida o las cosas que pidieran , pero los jefes no me dejaron porque con dos arriba se recogía más rápido  y se pasaba al otro plato más ágilmente . Me obligaron a subir y la cocinera se encargaba de lo de abajo .

Esto era lo que peor llevaba. Nos dejaban en un cuartito pequeñito , el del montacargas anejo al comedor y nos llamaban cuando iban terminando  o  si necesitaban algo. 
Nos llamaban por nuestros nombres, aunque nuestra entrada era indistinta , cuando decían mi nombre,  no obstante , el corazón se me ponía en la boca. 
Opté por pedirle nuevamente a mi amiga me dejara en el lugar del cuartito en el que no era visible en el comedor , de esta manera decían más el nombre de ella, aunque ,como decía, salíamos de forma indistinta o las dos a la vez.

Me daba una vergüenza tremenda salir al comedor lleno de gente y poner fuentes de comida o quitar platos . Iba tensa como un palo, por vergüenza a esas personas en sí mismas  y por miedo de hacer algo mal, que se me cayera un cubierto, manchar a alguien al sacar bandejas del centro  , hacer hueco entre dos personas para poner la fuente etc etc (Estas y otras pasaban)   y volvía corriendo al cuartito aliviada cada vez.

No era gente exigente, admitían esos accidentes con naturalidad , a veces eran innevitables.

Por suerte mientras comían, ahí  , nosotras sí éramos invisibles, no nos prestaban ninguna atención,  se dedicaban a lo suyo comer y conversar entre ellos , pero a mí eso no me servía de mucho.
Por supuesto tengo muchas anécdotas al respecto. Tuve accidentes ,algunos muy violentos

Venga , os cuento uno :
Un día me tocó sacar la salsera  con una salsa que estaba muy caliente, era de cerámica  y quemaba mucho para cogerla. Me puse los guantes de horno , esos gordos que se utilizan para estas cosas y lo puse en medio de la mesa , con tal mala suerte que al dejarlo la salsera se quedó encima de mis guantes  y no podía sacar las manos,  si sacaba una mano con el guante se volcaría, porque encima estaba muy llena y tenía pilladas las dos. Ahí estuve yo en medio unos segundos en esa posición , segundos  que me parecieron minutos sin saber como hacer mientras ellos estaban a lo suyo. Yo no fui capaz de pedir ayuda o explicar lo que me pasaba , sólo  pensaba en como salir del problema con dignidad . Al estar más de lo debido ya repararon en mí y me preguntaron que qué me pasaba. Estaba tan bloqueada que no sabía que decir , era todo muy ridículo, por suerte los más cercanos acabaron por darse cuenta y me ayudaron .
Nuevamente pedía a mi amiga que entrara ella para cosas más complicadas como poner una fuente pesada en el centro de la mesa , yo no tenía mucha fuerza ademàs

Por la noche con la cena se repetía lo mismo.

Nuestro espacio era la cocina y ahí reíamos y lo pasabamos bien en un ambiente más distendido y relajado, pero a menudo bajaban los de arriba porque era una  segunda salida a la calle . Llegué a pensar que a veces lo hacían por aburrimiento, porque cuando bajaban nos daban mucha conversación y más bromas  y no era la única salida de  la casa.
En estas situaciones  me ponía muy tensa , me pasaba con todos, niños, jóvenes y mayores , eran extraños y yo estaba a sus órdenes, incluso sin haber estado a sus ordenes no eran personas de mi absoluta confianza y además estábamos en territorio comanche , muy lejos de nuestras casas. 
Aunque nos trataban muy muy bien era llegar ellos y mi espontaneidad , libertad y normalidad desaparecía de golpe , callaba y ya no era yo. Era mi familiar y amiga los que dirigían esas conversaciones. Suerte de ellas.

Teníamos un día libre a la semana y hacíamos turismo por ahí, me atrevía porque iba acompañada con esa amiga  , jamás hubiera ido sola .Ya entonces se hacía más visible mi agorafobia y mi miedo a estar en lugares desconocidos, por no hablar cuando cogíamos un medio de transporte. Nunca hubiera ido sola porque encima, aún no lo he comentado, obviamente hablaban en francés , que no dominaba en absoluto o lo justo. 
Los de la casa eran bilingües de hecho casi todas las familias venían de España como residencia habitual , por casarse con españoles , aunque la raíz fuera de Francia.

Algunos de esos días libres  los de la casa nos invitaban a que fueramos en su barco e íbamos a islas a las que sólo se podía acceder así, toda una aventura para nosotros. Otras veces nos invitaron a hacer sky acuático , llevarnos  con una moto de agua y otros. Tenían realmente muchos detalles lo que hacía que disfrutaramos mucho también de estas estancias. Nos daban dinero para gastar y propinas a medio mes importantes porque estaban contentos con nosotros y en época de rebajas nos liabamos a mirar tiendas y supermercados para llevar cosas a casa , libros, quesos galletas .. 

¡¡Cómo nos gustaba eso!!.

Y llegaba la hora de volver a casa. Por una parte se acababa todo y siempre tenía ganas de ello , pero incluso ese momento era una agonía para mí.
Nos llevaban ellos hasta la frontera en coche , unos u otros, un corte horrible , sobre todo cuando tocaba con la matriarca que era lo más habitual. Ella me decía expresamente que fuera yo delante  y lo normal era darla un poco de conversación , aunque creo me decía de ponerme ahí justo yo  por la no conversación conduciendo jajaja frente a mi familiar y amiga más habladoras.
No obstante yo la suplicaba a mi amiga que se pusiera ella o al menos  de no poder o saber que decir que hablara ella.

Qué paciencia tenía conmigo la pobre. Nunca me juzgó más allá de enfadarse a veces , con razón , nada de cosas como :

  • Tú no eres normal o basta ya , búscate la vida

Lo aceptaba como parte de mí, más adelante , cuando ya supe lo de la fobia social la expliqué que la tenía . Fue un intento de justificar mis rarezas y que me entendiera mejor y quizá para quitarme parte de mi responsabilidad y/o culpa

  •  No soy yo, ¿Sabes? Es esto que me hacer ser así, 

Pero como suele pasar en estos casos , no lo tienen en cuentan , sigues siendo tú y ya les vale, esto en el mejor de los casos. No entienden ni quieren saber más, incluso aunque tú lo necesites. A mí me gustaría ver interés, curiosidad etc… pero esta no existe.
Dicen , leyendo por ahí, que eso de poner nombre a los trastornos es perjudicial por esto mismo , te quitas de encima la responsabilidad y puedes dejar de luchar y poner de tu parte por pensar que es algo que está fuera de tu control . Pero es cierto que tambien te alivia mucho y te quita gran parte del sufrimiento. La realidad es que luchar ya lo  haces siempre , tenga un nombre el problema o no, porque con fobia social  hay que enfrentarse continuamente quieras o no, aunque evites muchas cosas 
Me iba cada año con la idea de no volver , pasado el año me acordaba de las cosas positivas y puesto que seguía con compañía de confianza volvía,  hasta el año  ,como decía al principio , en que mi psicólogo me lo prohibió.

No obstante  aquel año fui de visita con mis padres , para verlos y también a mi familiar que sí continuaba allí. Estaba tremendamente delgada, la familia se sorprendió mucho, pero me recibieron contentos y con mucho cariño. Había un psiquiatra  en la familia que se interesó hasta el punto de ponerse   en contacto  después con mi psicólogo , éste por supuesto no le explicó nada hasta que yo no le di mi consentimiento. 
Estaba especialmente sensibilizado con este tema porque coincidentemente la hija de éste psiquiatra tuvo una anorexia grave también ( que por cierto viví in situ y era horrible. Su madre se pasaba horas intentando hacerla comer y su sufrimiento era terrible, pero cuando lo haces tú, no lo ves , te da igual o eres incapaz de actuar de otra manera)
Por medio de él , con su ayuda, barajaban  buscar el  lugar más adecuado  para internarme en un centro , por suerte me libré de ese extremo .

Realmente al final  fue  una experiencia  y  un recuerdo bonito , pero siempre complicada por mi problema.

No hay normalidad con la fobia social ni cuando es algo que tiene su parte de disfrute y experiencia única.