--- --- 🔹

COMPARTIR

lunes, 8 de diciembre de 2025



SECCIÓN LA PARTE DE NOSOTROS QUE NO  VEMOS

La fuerza que no se ve 

Hay días en los que siento que todo lo que hago es aguantar. Aguantar el miedo, las dudas y ese temblor interno que nadie ve. Y aun así sigo adelante. No porque sea “valiente” en el sentido típico, sino porque si no sigo, me derrumbo.

Lo que nunca hago es reconocerlo. No me digo: “he podido con esto”. Solo noto cansancio, alivio o culpa por haberlo pasado mal. Pero nunca pienso en fuerza. Esa palabra no la relaciono conmigo.

Convivir con la ansiedad y con la fobia social es cargar con un peso constante que los demás no perciben. Desde fuera parezco normal, pero por dentro cada paso es una lucha que hago en silencio. Y aun así camino.

A veces pienso que, si otras personas sintieran lo que yo siento, salir a la calle, hablar o simplemente enfrentar un día cualquiera les parecería algo enorme. Pero como lo hago yo, como “me toca”, no lo veo así.

Tenemos una capacidad enorme para restar importancia a lo que nos cuesta. Para ignorar nuestras propias victorias. Para pensar que hacer algo con ansiedad no es un logro, sino una obligación. Pero no lo es.

Aguantar un pensamiento que te machaca, presentarte a un sitio aunque estés temblando, responder aunque te dé vergüenza, intentar algo aunque una parte de ti quiera huir… Eso sí es fuerza. Aunque no se vea. Aunque no te lo reconozca nadie.

La fuerza que no vemos es la que usamos cada día solo para mantenernos en pie. La que aparece cuando estamos agotados. La que nos empuja a seguir cuando todo en nosotros grita que paremos.

No hace falta sentirse fuerte. A veces basta con admitir que lo somos, aunque no encaje con la idea típica de “persona fuerte”.

Si vieras desde fuera todo lo que has soportado… si recordaras cada vez que seguiste aunque te temblara todo… si fueras consciente de tu resistencia diaria… te sorprenderías.

Porque, aunque no siempre lo vea, aunque me cueste decirlo… llevo años siendo más fuerte de lo que creo.
Y tú también.