Hay días en los que me siento completamente desorientada. No porque no sepa qué hacer, sino porque no sé si lo que hago está bien o mal. Puedo haber tenido una conversación aparentemente normal y, horas después, sigo dándole vueltas a cada palabra que dije, a cada gesto, como si buscara una señal invisible de que fallé sin darme cuenta. Es como si dentro de mí hubiera una brújula, pero estuviera rota o girando sin parar, sin señalar nunca el norte. La fobia social no solo te hace temer la mirada ajena; también te hace dudar de tu propio juicio. Y eso te deja a la deriva.
La metáfora: una brújula sin norte
Imagínate en medio de un bosque espeso. No hay caminos trazados, solo árboles iguales en todas direcciones. En tus manos tienes una brújula, pero la aguja no apunta a ningún sitio fijo: gira, tiembla, se detiene un segundo y luego vuelve a girar. Esa brújula representa la forma en que muchas veces sentimos la toma de decisiones cuando vivimos con fobia social.
No sabemos si lo que sentimos es razonable o exagerado, si la incomodidad fue real o imaginada, si estamos actuando con prudencia o dejándonos llevar por el miedo. Dudamos de nuestras emociones, de nuestras percepciones, incluso de nuestras intenciones. Y cuando no puedes confiar en tu brújula interna, cualquier decisión ,desde responder un mensaje hasta aceptar una invitación, se vuelve una aventura incierta y agotadora.
A veces intentamos usar brújulas ajenas: lo que nos dicen los demás, lo que creemos que es "normal", lo que haría alguien sin fobia social. Pero eso solo nos confunde más. Porque cada persona tiene su propio norte, y usar el de otros no siempre funciona en nuestro mapa.
Reflexión final
Sé que no soy la única que se siente así. Muchas personas con fobia social vivimos con esa sensación constante de no saber si lo que pensamos o sentimos es válido. Nos cuesta confiar en nuestras decisiones, y eso agota. No es que no sepamos lo que queremos; es que el miedo a equivocarnos, a molestar, a ser juzgadas, acaba silenciando nuestras certezas.
A veces no hay forma de saber si hemos hecho bien. A veces solo queda aceptar la duda como parte del proceso. No necesitamos tener todas las respuestas para seguir adelante. No tenerlo claro no nos hace menos válidos. Solo humanos. Y en nuestro caso, humanos con heridas que merecen cuidado, no castigo.
Si sientes que tu brújula no funciona, no estás solo. A muchas nos pasa. Pero eso no significa que estés perdido. Significa que estás intentando encontrar tu camino en medio del ruido y el miedo..