Introducción.
Hay días en los que siento que estoy a punto de estallar, pero nunca llego a hacerlo. Como si algo dentro de mí estuviera en constante ebullición… pero sin hervir. Es una tensión sorda, persistente, que no encuentra salida. Así es como he acabado imaginando la ansiedad social: como el agua que no hierve.
A veces una imagen ayuda a explicar lo que cuesta tanto decir con palabras. .
El agua que no hierve: una representación de la ansiedad social
Imagina una olla al fuego. El calor está ahí, creciendo poco a poco, y esperas que el agua hierva en algún momento. Pero no lo hace. Se forman burbujas tímidas, casi imperceptibles, pero nunca llega a ese punto de ebullición que permitiría liberar toda esa presión acumulada.
Así se siente muchas veces la ansiedad social: un estado constante de tensión que no explota, pero tampoco se va. No hay alivio, ni desenlace. Solo una especie de espera interminable en la que todo parece estar a punto… pero nunca sucede nada.
Comparación con otras metáforas relacionadas
Mientras buscaba ideas para metáforas encontré otras metáforas que también usan el agua para hablar del malestar interno.
Por ejemplo, el llamado “síndrome de la rana hervida” describe cómo una rana, si se calienta el agua muy lentamente, no se da cuenta del peligro y termina muriendo hervida.
Se usa para ilustrar cómo a veces normalizamos situaciones dañinas sin darnos cuenta.
También está la imagen del agua hirviendo que transforma de forma distinta una patata y un huevo: la patata se ablanda, el huevo se endurece. Esta metáfora quiere decir que lo que nos ocurre no es tan importante como la forma en que lo vivimos o estamos preparados para enfrentarlo. [Fuente: LinkedIn]
Pero la metáfora del agua que no hierve va por otro camino. No habla de transformación ni de falta de reacción. Habla de estancamiento. De esa sensación de vivir con la ansiedad siempre encendida, pero sin posibilidad de soltarla. Ni estallar, ni calmarse. Solo quedarse ahí, atrapada en el fuego lento de cada día.
Conclusión
La imagen del agua que no hierve me ayuda a explicar lo que muchas veces me cuesta expresar. Es una manera de contar lo invisible: ese estado de alerta constante, esa tensión que no cesa, ese malestar que no encuentra forma de salir.
Tal vez tú también lo hayas sentido. Tal vez vivas con esa sensación de calor interno que no se disipa, de emociones que no encuentran su cauce. Si es así, esta metáfora también es tuya.
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