--- --- 🔹

COMPARTIR

sábado, 13 de diciembre de 2025


SECCIÓN LO QUE NO VEMOS DE NOSOTRIS 


La capacidad de observarlo todo

Hay personas que hablan sin pensar, actúan sin mirar y pasan por los lugares como si no dejaran huella. Y luego estamos los que, sin proponérnoslo, lo observamos todo. Absolutamente todo. Es una especie de radar silencioso que se enciende solo, incluso cuando no queremos.

Cuando entro a un sitio nuevo, no estoy pensando en cómo se sienten los demás. Estoy analizando. Elijo dónde sentarme según la salida, según la luz, según si la persona de al lado parece tranquila. Me doy cuenta de cuántas personas hay, qué está pasando, quién mira a quién, qué se mueve, qué puede resultar incómodo.


No es que quiera hacerlo. Es que mi mente funciona así.

  • posibles tensiones,
  • zonas seguras,
  • rutas de escape,
  • pequeños detalles que podrían hacer que una situación sea más o menos llevadera.

Y a veces me siento rara por eso. Porque parece que estoy “demasiado atenta”, “demasiado seria”, “demasiado callada”. Pero la verdad es que estoy recogiendo información. Información que me permite sobrevivir socialmente.

No es paranoia. No es debilidad. Es estrategia.

Con el tiempo he descubierto algo importante: esta habilidad, que siempre viví como un síntoma de ansiedad, es también una herramienta útil en la vida.

Me ayuda a anticipar problemas. A entender dinámicas sin que nadie me explique nada. A tomar decisiones más acertadas. A notar cambios que otros pasan por alto. A protegerme cuando algo no va bien.

Y aunque es agotador estar “encendida” todo el tiempo, también tiene una parte buena. Ver el mundo con tanto detalle te vuelve más consciente y más reflexivo. Te permite aprender de los gestos, de los silencios, de lo que no se dice.

Quizá nadie lo note. Pero mientras pareces quieta, tu mente está trabajando como un mapa vivo. Esa capacidad está ahí, acompañándote en cada paso.

Y aunque no la veas como un talento, lo es. Es tu forma silenciosa de entender el mundo sin que el mundo lo note.