La ansiedad ha ocupado un lugar importante desde hace
tiempo en el estudio de los trastornos psicosomáticos, ya que
es un componente común en muchas enfermedades médicas y lo es especialmente en pacientes que sufren estos trastornos.
Existe un cierto escepticismo en la división de enfermedades
en psicosomáticas y no psicosomáticas u orgánicas , ya que no está clara la relación entre la ansiedad y el trastorno orgánico. Los psiquiatras tienden a suponer que es el factor orgánico el que causa la ansiedad con mayor frecuencia que los psicólogos, que tienden a presumir que el trastorno es causado por la ansiedad ,abre una nueva categoría, el síndrome de ansiedad orgánica, que comprende una serie de trastornos en los sistemas neurológico,
cardiovascular,respiratorio, endocrino-metabólico y gastrointestinal. Para estos trastornos debe sugerirse un factor causal específico orgánico. Estos trastornos, tales
como la úlcera péptica, la hipertensión , arritmia cardíaca, hiperventilación, etc., están asociados a
niveles de ansiedad elevados.
La investigación psicofisiológica y patofisiológica acerca
de los efectos a largo plazo de la ansiedad sobre los sistemas orgánicos, revela complejas relaciones entre ambos, así como grandes diferencias entre distintos individuos Los efectos fisiológicos a largo plazo del peligro, el miedo y la ansiedad son poco conocidos y la relación empírica
del miedo y la ansiedad con los trastornos corporales es cuanto menos débil. Según la hipótesis clásica de la
especificidad se sugiere que existe una cierta correspondencia punto por punto entre
enfermedad específica y tensión crónica sobre áreas de conflicto específicas . Aunque esta hipótesis no ha tenido un fuerte apoyo parece claro que ante la
tensión crónica algunos individuos responderán
habitualmente con síntomas musculares,
cardiorespiratorios o gastrointestinales .
La investigación psicosomática claramente diferencia
entre ansiedad aguda, ansiedad crónica y ansiedad patológica,
pero tiene dificultades para delimitar entre respuestas subjetivas, fisiológicas y motoras de ansiedad, centrándose
normalmente en una y excluyendo las otras
Fundamentalmente, se investiga el impacto de los estresores sobre las respuestas fisiológicas, considerando éstas como un conjunto homogéneo y consistente de respuestas al estrés. Sin embargo, este tipo de investigación se está encontrando con que existen diferencias en las respuestas según el tipo de estresor y según interprete el individuo la demanda de la situación estresante.
Actualmente, la mayoría de los investigadores sobre ansiedad, desde un punto de vista conductual, consideran
que se trata de un fenómeno multidimensional que comprende
componentes subjetivos, fisiológicos y motores.
Las medidas de las respuestas de ansiedad manifestadas a través de estos tres canales reflejan a veces un escaso grado de
covariación . Esto ha dado lugar a la
formulación de nuevas teorías sobre la ansiedad y la
emoción en general, que
tienen implicaciones importantes sobre la evaluación y el
tratamiento de trastornos de ansiedad . Según este enfoque, la ansiedad no es un fenómeno unitario, sino que obedece a tres sistemas conductuales
diferentes: cognitivo-subjetivo, fisiológico y motor-abierto
Estos tres sistemas son parcialmente
independientes, por lo que a veces las manifestaciones de
estos tres sistemas no correlacionan o no varían al mismo
tiempo. Los términos discordancia y desincronía se utilizan
para referirse a estos fenómenos.
Por lo tanto, en la evaluación de trastornos de ansiedad, es
imprescindible evaluar los tres sistemas de respuesta
(cognitivo, fisiológico y motora) además nos permitirá estudiar las diferencias individuales
como perfiles de reactividad característicos de cada
individuo, estudiar así mismo la influencia de cada técnica terapéutica sobre cada sistema, o estudiar el patrón de
respuesta de los individuos ante diferentes situaciones.
Así pues, la ansiedad es un fenómeno
multidimensional. Las reacciones de ansiedad comprenden diferentes formas de respuesta, no solamente en diferentes
sistemas, sino también en diferentes individuos y ante diferentes
situaciones
El progresivo, aunque lento, incremento de la práctica de evaluar los tres sistemas de respuesta por separado en el tratamiento de trastornos de ansiedad ha permitido estudiar qué técnicas resultan más eficaces para cada individuo, en función de su perfil de reactividad característico tal y como había sido postulado por el modelo de los tres sistemas de respuesta de ansiedad.
Toda esta investigación ha exigido la creación de
nuevos instrumentos de evaluación. En España hemos desarrollado un nuevo autoinforme, el Inventario de
Situaciones y Respuestas de Ansiedad, I.S.R.A. que permite la evaluación de
conductas de ansiedad ante situaciones específicas. Las
respuestas comprenden
los tres sistema fisiológico y motor), por lo que se obtiene una puntuación en cada uno de ellos. Las situaciones se agrupan en cuatro tipos (situaciones de evaluación, interpersonales, fóbicas y situaciones de la vida diaria), bastante similares a los
rasgos específicos del modelo interactivo de ansiedad . Esta prueba está baremada, no sólo para el nivel general de ansiedad, sino también para los tres tipos de manifestaciones de ansiedad (cognitiva, fisiológica y motora), así como para el nivel de ansiedad mostrado en
cuatro tipos de situaciones (o rasgos específicos de ansiedad,
en los que los individuos pueden mostrar diferente grado o propensión a manifestar conductas ansiosas en estos tipos de situaciones)
Como ya hemos señalado, la investigación sobre
trastornos psicosomáticos ha considerado a la ansiedad como un
fenómeno central en este tipo de trastornos,
conceptuándola como un constructo unitario. El nivel de aceptación y desarrollo del enfoque de los tres sistemas de
respuesta de ansiedad, alcanzados en el estudio de trastornos fóbicos y de ansiedad, permite hoy suponer que su
extensión al estudio de los trastornos psicosomáticos puede ser muy beneficiosa para este campo.
PLANTEAMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN
El objetivo de este trabajo es estudiar las diferencias entre sujetos normales y psicosomáticos en el patróncognitivo-fisiológico-motor (C-F-M) de respuestas de ansiedad
ante diferentes tipos de situaciones (diferencias en los cuatro perfiles C-F-M situacionales). Para ello se ha
aplicado el I.S.R.A. a una muestra de 252 sujetos, formada
por dos grupos, uno de sujetos normales, sin trastornos de
ansiedad (N=128), y otra de sujetos con trastornos
psicosomáticos, tales como hipertensión, cefaleas, arritmias,
asma, úlceras, etc. (N=124). La proporción de varones en
ambos grupos fue del 40.6% y 42.7%, respectivamente.
Del I.S.R.A. hemos obtenido 20 puntuaciones para cada
sujeto: la ansiedad total (T), la ansiedad en cada sistema de respuestas (C, F y M), la ansiedad ante cada tipo de
situaciones o rasgos específicos y, finalmente, la ansiedad ante cada tipo de situación en cada
sistema de respuestas En este estudio nos vamos a centrar en las
12 últimas para estudiar las diferencias entre sujetos normales
y sujetos con problemas psicosomáticos en el perfil de cada tipo de situación.
Los resultados muestran que los sujetos
"psicosomáticos" manifiestan un nivel de ansiedad superior al de
los sujetos "normales" en cada una de las 12 variables consideradas. En cada uno de los cuatro tipos de
situaciones (evaluación, interpersonal, fóbicas y situaciones
de la vida diaria) los sujetos con trastornos
psicosomáticos muestran niveles significativamente más
altos de ansiedad cognitiva, fisiológica y motora.
Aunque estas diferencias son altamente significativas en todos los casos, sin embargo las diferencias son mayores en unas variables que en otras . Por lo tanto, los valores de T pueden darnos
una idea de las diferencias entre ambos grupos en su perfil
C-F-M de reactividad ante cada situación.
Como puede observarse, comparando unas "T" con otras, los
sujetos con trastornos psicosomáticos presentan más
diferencias con los sujetos normales en las situaciones de
evaluación y en las situaciones de la vida diaria; así mismo,
se da un predominio en general de la reactividad fisiológica sobre la cognitiva y la motora.
Si nos fijamos en las diferencias en el tipo de
reactividad dentro de cada tipo de situación podemos sacar las siguientes conclusiones:
1. En las situaciones de evaluación, los sujetos con trastornos psicosomáticos se diferencian más de los normales en la reactividad del sistema fisiológico y también del cognitivo (en menor medida), frente a la reactividad de tipo
motor. Parece por lo tanto, que el perfil de reactividad
C-F-M de los psicosomáticos frente al de los normales en las
situaciones de evaluación se caracteriza por un predominio
fisiológico-cognitivo (por este orden).
2. En las situaciones interpersonales o sociales, los
sujetos con trastornos psicosomáticos, frente al grupo normal, claramente reaccionan fisiológicamente con mayor intensidad que en los sistemas cognitivo o motor. Se trata por
lo tanto de un perfil diferencial de tipo fisiológico.
3. En las situaciones fóbicas encontramos un perfil diferencial más equilibrado. Las diferencias entre los tres
sistemas de respuesta ante este tipo de situaciones son más
homogéneas. Comparativamente, quizás los sujetos
psicosomáticos muestren una menor reactividad motora que
cognitiva o fisiológica cuando se encuentran ante estímulos
fóbicos; pero no hay que olvidar que su ansiedad es siempre significativamente mayor que la de los normales y que, por lo tanto, presentan más fobias y éstas son más intensas
(quizás un poco más a nivel cognitivo que en comparación con
los otros sistemas). Este resultado puede estar relacionado con la observación de Suinn (1977) de que los individuos con
alta ansiedad generalizada no muestran las conductas de evitación/escape de los fóbicos.
4. En las situaciones de la vida diaria los
sujetos con trastornos psicosomáticos muestran niveles de
ansiedad mucho más altos que los sujetos normales,
especialmente a nivel fisiológico y a nivel cognitivo. El perfil diferencial de este tipo de situaciones es similar
al de las situaciones de evaluación (F1), pero con una comparativamente menor reactividad fisiológica que la que se
da en éstas.
A la luz de estos resultados, pensamos que la continuación de este tipo de estudios puede ser muy interesante para comprender mejor los trastornos de tipo psicosomático.
Parece que los sujetos que padecen estos trastornos presentan perfiles de reactividad diferenciales, frente
a los sujetos sin trastornos, en distintas situaciones. Si esto se confirma en otros estudios, no sólo habremos mejorado
nuestros conocimientos sobre medicina psicosomática, sino que
podremos establecer perfiles individuales que nos ayuden a hacer una mejor elección de las técnicas de tratamiento más eficaces para cada individuo, como ya se viene haciendo con
otros trastornos de ansiedad.
FUENTE
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