¿Por qué es tan difícil dar a conocer la fobia social?
Tenemos un problema especial para visibilizar este trastorno: somos personas que nunca hablaremos de él. De hecho, muchas veces, en algún momento del proceso, ni siquiera sabemos que lo que vivimos sea un problema. Solo sentimos que sufrimos. Pero no lo contamos.
Además, nos cuesta mucho verbalizar lo que nos pasa. Y cuanto menos se hable de esto, menos sabrán otros identificar lo que les ocurre. A veces pensamos que todo el mundo vive lo mismo en mayor o menor medida. Al menos yo lo pensaba antes de saber qué me pasaba. Así que no tenía motivos para quejarme. Y al mismo tiempo, me sentía única en el mundo, sola con ese sufrimiento, sin poder desahogarme ni explicar lo que me ocurría.
También sentía vergüenza. Y, como ya he dicho, no habría sabido explicarlo más allá de decir que las situaciones sociales me resultaban insoportables. Por ejemplo, hacer la matrícula de la universidad cada año: me las ingeniaba para ir con algún compañero, porque hacerlo sola me generaba una zozobra casi como miedo. Las colas llenas de desconocidos eran un suplicio. Vivía trampeando, buscando evitar a toda costa. Y si no, buscándome salvavidas. Era agotador. Y el sufrimiento, insufrible.
“Me siento incapacitada para vivir en este mundo.”
“Quisiera no existir, ni siquiera morir.”
La fobia social no se ve… y por eso no existe para muchos
Nunca se me ocurrió pensar que tuviera un problema. Nunca vi una noticia sobre fobia social. Nunca escuché que se hablara en televisión. Pero, ¿cómo iba a verlo, si quienes lo sufrimos rechazamos cualquier tipo de exposición?
¿Quién va a hablar de ello?
¿Quién se va a interesar?
¿Quién lo va a contar, si nosotros nos escondemos?
Y los profesionales, si no lo ven, si parece que no existe, tampoco muestran interés. No saben el gran sufrimiento que ocasiona. Porque no se ve. Es como si la fobia social no existiera. No está de moda. No llama la atención.
Cómo supe qué me pasaba
Lo supe a raíz de una anorexia, como ya he contado en otras entradas del blog. Eso me puso en contacto con médicos y psicólogos. Y después ya entré en Internet y descubrí que no era la única. De hecho, somos muchos los que sufrimos esto.
Así conocí AMTAES, personas con fobia social y otros trastornos de ansiedad, unidos para ayudarnos mutuamente. Por fin pude hablar con gente que entendía lo que sentía, porque lo vivía igual.
AMTAES y los medios: hablar por quienes no pueden
Podemos hacernos socios de AMTAES, si no lo somos ya, y aceptar cuando piden candidatos para entrevistas. Ya ha habido muchos, pero cuantos más mejor. Porque, como sabemos, la fobia social no se manifiesta igual en todos. Por eso es tan difícil de entender.
Y los periodistas, además, buscan historias rápidas, sin tiempo para matices. No siempre podemos pararnos a pensar en lo que implica exponernos, o tener que hablar de algo que normalmente vivimos en silencio.
Pero gracias a AMTAES, por primera vez, he visto artículos y medios hablando de fobia social. Yo misma he sido entrevistada. Pero no puede hablar siempre la misma persona, o daremos una imagen sesgada.
¿Por qué escribo este blog?
Para dar más visibilidad. Nunca encontré un blog de fobia social escrito en primera persona. A mí me habría ayudado mucho. Ahora estoy en otro punto. Tengo más conocimiento y al menos la culpa de no estar a la altura ha bajado un poco. Y ya no me siento sola ni única en el mundo.
La mayoría de quienes sufrimos fobia social no se animan a escribir sobre ello, por el mismo motivo. Pero si no es un blog, pueden hacer comentarios en redes, usar un perfil falso. Yo lo hago con un nick, sin datos reales. Como si fuera un fantasma. Pero soy muy real.
No estamos solos: somos muchos
Deseo que este blog pueda ayudar a otras personas con fobia social, sobre todo cuando no saben lo que les pasa. Que al menos se sientan menos solas.
Junto a mi experiencia, voy incluyendo toda la información que encuentro y que considero útil. Y creo que los fóbicos sociales deberíamos intentar hacernos visibles, dar a conocer la gravedad de este trastorno, las limitaciones que impone, y el gran sufrimiento que muchas veces ni siquiera se sospecha.
Desde las dificultades para trabajar, hasta las pequeñas cosas que nos hacen la vida mínima:
no tener amigos,
no salir según qué días o qué planes,
evitar el supermercado,
o no poder soportar las rebajas.
Somos muchos.
Si saliéramos todos a la luz, sería una revolución. 💪💪💪
No hay comentarios:
Publicar un comentario