#DiaDeLaFobiaSocial
Hoy, 1 de octubre, se conmemora el Día de la Fobia Social. No es una fecha muy conocida, pero tiene un sentido claro: dar visibilidad a un trastorno que afecta a entre un 7% y un 13% de la población en algún momento de su vida. La fobia social no es simple timidez, ni un rasgo de personalidad. Es un trastorno de ansiedad reconocido, que interfiere de forma intensa en la vida diaria.
¿Qué significa vivir con fobia social?
Quien lo vive sabe que no se trata solo de ponerse nervioso en público. Es evitar situaciones que para otros son normales: hablar en una reunión, hacer una llamada, participar en actividades grupales o entrar en sitios con varias personas. Todo eso se convierte en un escenario cargado de miedo y de inseguridad.
La diferencia con la timidez está en el impacto: la timidez incomoda, la fobia social paraliza. Sus consecuencias van más allá del mal rato. Afecta a las relaciones, al estudio, a la autoestima y a la vi8da cotidiana.
Mi experiencia con fobia social
- Ver que hoy existe un día dedicado a la fobia social me hace sentir que no estoy sola. Es un recordatorio de que lo que vivo tiene nombre, que hay otras personas que lo experimentan y que merece atención. Me da cierta tranquilidad y orgullo pequeño saber que no soy la única que lucha con esto.
- Una situación que he evitado muchas veces es asistir a actividades sociales fuera de casa, aunque sean con personas conocidas. La idea de tener que hablar, participar o interactuar con varias personas me genera un estrés tan intenso que a veces prefiero no ir. Esa sensación de “no poder” pesa mucho, aunque nadie lo vea.
- Manejar la contradicción entre querer hablar de la fobia social y la dificultad de exponerse es un ejercicio constante. A veces quiero explicar cómo me siento para ayudar a otros o pedir comprensión, pero la ansiedad me bloquea. Lo que hago es tomar pequeñas decisiones: compartir poco a poco con personas de confianza, escribir mis pensamientos primero y permitirme retirarme cuando siento que es demasiado. Cada paso, por pequeño que sea, cuenta.
Por qué importa visibilizarlo
Tener un día de la fobia social no arregla el problema, pero sí ayuda a ponerlo sobre la mesa. Sirve para recordar que la fobia social no es una manía ni una debilidad. Es un trastorno que merece ser entendido, atendido y respetado.
Hablar de ello también abre la puerta a que más personas busquen ayuda sin sentir vergüenza. La invisibilidad es una de las cosas que más lo alimenta.
Cierre
La fobia social no se elige. No es pereza, ni timidez exagerada. Es un trastorno que condiciona la vida. Hoy, 1 de octubre, es una oportunidad para recordarlo y para romper un poco ese silencio que nos acompaña a tantos. Participar en comunidades como AMTAES refuerza la visibilidad y conecta a quienes vivimos esta experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario