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martes, 1 de mayo de 2018

ORIGEN DE LA FOBIA SOCIAL : FACTORES NEUROBIOLÓGICOS Y BASES GENÉTICAS . PARTE -3




ORIGEN DE LA FOBIA SOCIAL: 

INTRODUCCIÓN Y FACTORES EVOLUCIONISTAS 
FACTORES FAMILIARES , AMBIENTALES, EVOLUTIVOS  Y TEMPERAMENTALES . PARTE- 2
FACTORES NEUROBIOLÓGICOS Y BASES GENÉTICAS . PARTE-3
FACTORES PSICOLÓGICOS Y SOCIOCULTURALES . PARTE- 4

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La fobia social es un trastorno muy complejo ,   muchos factores se asocian a la hora de explicarla:


En esta entrada trato los neurobiologicos y genéticos. 
PARTE-3


FACTORES NEUROBIOLÓGICOS 


Existe un avance en los últimos años en el estudio de las bases neurobiológicas de la ansiedad, pretendiendo conseguir tres objetivos:



  • En primer lugar, determinar la base psicofisiológica que subyace a la ansiedad;

  • en segundo lugar, delimitar tratamientos específicos que se fundamentan en las posibles alteraciones neurobiológicas subyacentes.

  • y, en tercer lugar, ofrecer una serie de datos empíricos que sirvan a la clasificación diagnóstica.

En esta línea, se ha generado una polémica con respecto a la relación entre la fobia social y el trastorno de ansiedad por evitación. Ambos trastornos mantienen en común determinadas bases biológicas. Esto hace pensar que se trata de dos formas que constituyen distintas variantes clínicas de una sola predisposición más que dos trastornos independientes.

De esta manera, la investigación neurobiológica de la ansiedad social ofrece una metodología que ayuda al estudio de la validez de las clasificaciones diagnósticas habituales.

Las líneas de estudio referentes a las posibles bases orgánicas de trastornos psicológicos, tales como la fobia social, son posibles gracias a los avances tecnológicos en investigación psiconeurológica (disciplina clínica que permite conjugar la neurología con la psicología), ligando el origen de dichos trastornos a una disfunción del sistema nervioso central.

Sin embargo, los datos aportados hasta el momento en relación a los sustratos biológicos de la fobia social no nos permiten decantar por un origen u otro.

La génesis del trastorno de ansiedad social ha sido atribuida a la intervención de los distintos sistemas de neurotransmisión (adrenérgico, gabaérgico, dopaminérgico o serotoninérgico).
(Que detallaré en parte 4 , base biológica)

Se consideran datos sobre posibles disfunciones de dichos mecanismos de neurotransmisión, aunque se desconoce la función principal de cada uno de estos sistemas en el origen del trastorno de ansiedad social.

Los estudios sugieren que la fobia social tiene bases neuroanatómicas ( organización del sistema nervioso) en una red de alta sensibilidad en la región centrada en la vía que conecta la amígdala con el hipocampo (denominada "el sistema de alarma del cerebro"), reorientada hacia el córtex prefrontal.


AMÍGDALA
Si hablamos de miedo y cerebro, tenemos que hablar de la amígdala. La amígdala recibe toda la información de nuestros sentidos. 
Emociones del día dia  sorpresa, miedo, angustia, afecto, tristeza, alegría, excitación… tanto las que provienen de estímulos externos (lo que te dicen otros verbalmente  o algo que veas pej un paisaje etc ) , como lo que proviene  del interior de la propia persona (un pensamiento o recuerdo que te transmita una emoción).
Dichas reacciones, a nivel cerebral, dependen de una serie de circuitos que son capaces de organizar y poner en conexión la percepción y la emoción.
El principal sistema encargado de ello el sistema límbico, siendo, dentro de este sistema , la amígdala uno de los núcleos principales.

La amígdala posee conexiones con la gran mayoría del encéfalo, siendo un núcleo de especial relevancia que puede afectar al conjunto del sistema nervioso y en la funcionalidad del organismo.
Se trata de un elemento clave para la supervivencia, debido a que su principal función es integrar las emociones con los patrones de respuesta correspondientes a estas, provocando una respuesta a nivel fisiológico o la preparación de una respuesta conductual.

La amígdala controla asimismo las respuestas de satisfacción o miedo. Sus conexiones no sólo producen una reacción emocional,  sino que debido a su vinculación con el lóbulo frontal también permite la inhibición de conductas, se encarga de dar una respuesta emocional ante estímulos que podrían suponer un peligro para nosotros.

La amígdala se encuentra en todo momento analizando la información del exterior y, en caso de encontrar un estímulo potencialmente peligroso, se encarga de hacer saltar la alarma, con lo que  estarías prontamente preparado para la defensa y con ello la supervivencia.

Cuando hay sentimientos desagradables la amígdala cerebral se encuentra activa , cuanto más activa más dopamina en la amígdala y más miedo o estrés provoca en las personas afectadas.



Por culpa de la amígdala  nos cuesta olvidar los traumas infantiles o aquello que nos ha hecho sufrir en algún momento y con ello la aparición de posibles  trastornos.

No es la única involucrada, ya que el circuito que controla las emociones en nuestro cerebro es complejo e implica muchas más estructuras clave. 

Además, la amígdala juega un papel esencial en el aprendizaje emocional. Sin que lleguemos si quiera a darnos cuenta, nuestra amígdala asocia contínuamente sucesos que nos provocan miedo o malestar.


En este sentido, sólo hace falta que un día hayas pensado que te seguían por la noche para que, a partir de ese día, se te acelere el pulso, tus pupilas se dilaten y tus reflejos se disparen al más mínimo índice de movimiento cuando andes de noche por la calle.
De esta forma, la presencia de una araña, hablar en público o los espacios de los que es difícil escapar pueden llegar a generarnos un profundo malestar, y nuestra amígdala se encargará de añadir ese componente emocional negativo cada vez que se presente la misma situación.





BASES GENÉTICAS 
El conocimiento relativo a las bases genéticas de la misma es escaso y se encuentra en sus primeras fases.

A pesar de todo, se afirma que los factores genéticos juegan un papel en el surgimiento de distintas fobias, incluida la fobia social.
En este sentido, se han encontrado algunos datos que podrían apoyar la hipótesis de la predisposición genética ( Mi experiencia )  que indican que existe un alto riesgo de sufrir fobia social en familiares de enfermos que padecen este cuadro. Dicho riesgo es mayor que en otros grupos comparativos como familiares de pacientes con trastorno de pánico o familiares del grupo control sano .
Asimismo, los parientes de pacientes con fobia social se encontraban con un riesgo mucho más elevado de padecer fobia social que los parientes de individuos del grupo control que no habían experimentado ninguna enfermedad mental .

En el caso de los niños, se ha mantenido que la inhibición conductual  experimentada en la infancia forma un factor de riesgo para el desencadenamiento posterior de una ansiedad patológica.
Los hijos de pacientes de ansiedad presentan una mayor prevalencia de inhibición conductual que los sujetos del grupo control . Además, los padres de niños con inhibición conductual, comparados con los padres de niños sin la misma, mostraban un riesgo mucho mayor para desarrollar distintos trastornos de ansiedad, fobia social y trastornos de evitación .

  • Gen relacionado con la fobia social : Transportador de serotonina 
Se han asociado variaciones genéticas en la serotonina con síntomas severos y excitabilidad de la amígdala en pacientes con fobia social.

Investigadores de la Universidad de Bonn han encontrado evidencias de un gen que se cree está relacionado con la enfermedad. Codifica un transportador de serotonina en el cerebro. Curiosamente, este mensajero suprime los sentimientos de ansiedad y depresión. Los científicos quieren investigar esta causa de manera más precisa.

El equipo de investigación investigó el ADN de un total de 321 pacientes y lo comparó con 804 individuos de control. El enfoque de los científicos se basa en lo que se conoce como polimorfismos de un solo nucleótido (SNP).

"Hay posiciones variables en el ADN que pueden existir en diversos grados en diferentes personas", explica el Dr. Forstner.

La causa de las enfermedades genéticas a menudo se encuentra en los SNP (Sistema Nervioso Periférico ). Se estima que existen más de trece millones de dichos cambios en el ADN humano. Los científicos investigaron un total de 24 SNP que se sospecha en el sentido más amplio de ser la causa de las fobias sociales y otros trastornos mentales.

"Este es el mayor estudio de asociación hasta el momento sobre la fobia social", dice el profesor asociado (Privatdozent) Johannes Schumacher del Instituto de Genética Humana de la Universidad de Bonn.

Los pacientes proporcionaron información sobre sus síntomas:
En el transcurso del estudio, los científicos de la Clínica y Policlínica de Medicina Psicosomática y Psicoterapia del Hospital Universitario de Bonn preguntaron a los pacientes sobre sus síntomas y la gravedad de su fobia social. Su ADN también se examina con una muestra de sangre. Los científicos están investigando si existe un vínculo entre los signos de la enfermedad y los genes mediante métodos estadísticos. 

La evaluación de los datos recopilados previamente indicó que un SNP en el gen transportador de serotonina SLC6A4 está involucrado en el desarrollo de la fobia social.

Este gen codifica un mecanismo en el cerebro que está involucrado en el transporte de la importante serotonina mensajera. Esta sustancia suprime, entre otras cosas, sentimientos de miedo y estados de ánimo depresivos.

"El resultado corrobora las indicaciones de estudios previos de que la serotonina juega un papel importante en la fobia social", dice el profesor asociado (Privatdozent) Dr. Rupert Conrad de la Clínica y Policlínica de Medicina Psicosomática y Psicoterapia.

Los medicamentos que bloquean la recaptación de serotonina y aumentan la concentración del mensajero en el líquido tisular en el cerebro ya se han utilizado durante mucho tiempo para tratar los trastornos de ansiedad y la depresión.

Los científicos ahora quieren investigar más de cerca cuáles son los vínculos entre el ADN y la fobia social.

Generalmente, los trabajos afirman que los factores genéticos desempeñan un papel humilde en el proceso de moderación de la sintomatología y de los rasgos temperamentales característicos en la fobia social.


En el trabajo de Tillfors (2004) se ha mantenido que los estudios genéticos proponen que el componente genético da lugar a una vulnerabilidad general al miedo intenso más que a la fobia social en sí.


Se ha aportado una evidencia a favor de la relación existente entre los marcadores de la cromosoma 16 y la fobia social; además, se han identificado áreas de interés en las cromosomas 9, 14 y 18 que tienen una implicación en la fobia social.

El origen de la misma se remonta a una curiosa asociación descrita por Bulbena hace una década entre el fenómeno de laxitud articular, relativamente frecuente entre la población y que se caracteriza por una mayor flexibilidad de las articulaciones, y trastornos de ansiedad. 
La asociación impulsó a Bulbena a buscar mecanismos genéticos que explicaran este fenómeno. El estudio de sus características genéticas, junto con la identificación de personas con trastornos de ansiedad, ha dado como resultado la primera evidencia genética que explica la susceptibilidad a padecer una enfermedad psiquiátrica que afecta entre el 10 y el 15% de la población mundial.

La causa de estos trastornos arranca de la duplicación de una extensa zona del cromosoma 15 en la que, muy probablemente, se encuentran de 20 a 60 genes. Entre ellos, debido a un fenómeno de contigüidad , los que confieren las características de laxitud articular y algunos de los que predisponen a padecer ansiedad, razón que explica la coincidencia de cuadros clínicos.

Estos desórdenes  serían debidos, por tanto, a algo así como un exceso de genes. Ello provocaría que hubiera un mayor número de conexiones neuronales implicadas en los mecanismos de alerta o bien que éstas fueran más sensibles. Así, determinadas situaciones ambientales, sumadas a rasgos propios de la personalidad y el carácter, acentuarían las probabilidades de desarrollar cuadros clínicos de agorafobia, fobia social, pánico, fobias simples respecto a animales, a objetos o a situaciones muy específicas y, en general, a diversas formas de ansiedad.



LAXITUD ARTICULACIONES

Más del 70% de las personas con laxitud en las articulaciones tienen algún trastorno de ansiedad.

Varias características justifican el solapamiento de ambas patologías. Como la excesiva reactividad del sistema nervioso autónomo (SNA), que regula las respuestas de lucha y huida, en las personas con hiperlaxitud articular, que se traduce en síntomas como palpitaciones, malestar torácico, sudoración, peor tolerancia al calor, etc, habituales también en la ansiedad. Además, las personas con hiperlaxitud articular son muy hábiles en detectar cambios en las sensaciones que provienen del interior del organismo, en especial, los latidos del corazón, que pueden interpretarse como un peligro potencial y disparar ataque de pánico.

También en el cerebro de las personas con laxitud articular hay diferencias en la activación de regiones implicadas con el procesamiento emocional, como la corteza prefrontal, o la ínsula. Esta última estructura interviene en la empatía (muy relacionada con la fobia social) y también controla el sistema nervioso autónomo, precisamente el que produce los síntomas físicos asociados a la ansiedad: palpitaciones, sudoración, respiración acelerada, o sensación de mareo.

Para las personas con ansiedad, saber que lo que sienten tiene una base fisiológica, debido a su constitución peculiar por tener una variante diferente a la mayoría del colágeno, puede ayudar a disminuir la angustia que sienten.


Se ha detectado la intervención de factores de riesgo tanto genéticos como medioambientales en la fobia social, siendo estos similares a los implicados en otros trastornos de ansiedad de ambos sexos.


Los científicos desconocen si la genética influye en su manifestación, o si es el medio ambiente es el que provoca los síntomas, lo que dificulta su diagnóstico y tratamiento.


CONCLUSIÓN
Si bien no podemos reducir los trastornos de ansiedad a meras causas genéticas, numerosos estudios han mostrado claras relaciones de ciertos genes con la ansiedad o conductas relacionadas. Lo que se hereda en la mayoría de los casos es una predisposición, que puede o no ser activada por factores ambientales especialmente en los primeros años de vida. Resulta importante conocer estas predisposiciones genéticas. En la actualidad es más sencillo dado que cada vez son más accesibles y completos los análisis genéticos. Estos análisis podrían colaborar en determinar subtipos de los trastornos de ansiedad como también ayudar al médico a encontrar el fármaco más adecuado a cada individuo.

"Todavía hay mucho por hacer en términos de investigación de las causas genéticas de esta enfermedad", dice el Dr. Andreas Forstner del Instituto de Genética Humana de la Universidad de Bonn. "Hasta ahora, solo se conocen algunos genes candidatos que podrían vincularse a esto".


Para saber más:
Bases genéticas de la ansiedad

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