CUANDO LA FOBIA SOCIAL SE CONFUNDE CON LA IDENTIDAD
. SI QUISIERA PODRIA SUPERAR LA FOBIA SOCIAL
Cuando la fobia social se puede confundir con la identidad
Durante mucho tiempo, no me di cuenta de que había una idea que estaba guiando muchas de mis decisiones sin que yo la viera claramente. No era una voz que me gritara cosas feas, ni un pensamiento que pudiera rebatir con lógica. Era más bien una sensación que se instalaba en el fondo, como si no tuviera sentido intentar algo distinto. Como si lo que sentía, mi inseguridad, mi torpeza al hablar, mi necesidad de esconderme, fuera simplemente yo. Así, sin más.
Cuando escuchaba a alguien decir que había superado ciertos miedos, yo pensaba: “Qué bien por ella, pero eso no es para mí”. Y no lo decía con envidia ni amargura. Lo decía con una certeza tranquila, casi resignada. Como si yo ya supiera que ese tipo de cosas no iban conmigo. Que otras personas pueden cambiar, pueden enfrentarse a sus miedos, pueden ir soltando sus bloqueos. Pero yo… no. Porque yo siempre he sido así. Porque esto forma parte de lo que soy.
Hay creencias que no parecen creencias. No nos las cuestionamos porque suenan como hechos. Y este es uno de esos casos. Cuando se convive durante años con la fobia social, con la evitación, con el miedo constante a estar expuesta, es fácil empezar a pensar que eso es una misma. Que ese modo de estar en el mundo no es un problema a resolver, sino una característica esencial de nuestra forma de ser.
Y lo más engañoso de todo es que esa creencia puede parecer autoconocimiento. “Yo soy así”, “nunca me he sentido cómoda con gente”, “no tengo esa habilidad”. No lo decimos con rabia, ni siquiera con tristeza a veces. Lo decimos con un tono casi neutral, como quien habla del color de sus ojos. Pero en realidad lo que estamos haciendo es algo muy duro: renunciar a la posibilidad de cambio.
Porque si no es un miedo, sino una parte de mí… ¿qué sentido tiene trabajarlo? Si forma parte de quien soy, intentar cambiarlo sería traicionarme, ¿no?
Este conflicto también lo abordé más a fondo en una entrada más personal, donde me preguntaba si cambiar, aunque fuera para mejorar, significaría dejar de ser yo. Así, cuestionaba una creencia que a menudo se considera errónea, pero para la cual no había encontrado estudios que la refutaran: https://www.redalyc.org/journal/301/30167858006/html/
Sin embargo, la evidencia científica muestra que la fobia social afecta de manera significativa la autoimagen y el autoconcepto. Modelos recientes proponen que el sentido de identidad en trastorno de ansiedad social se centra en el yo como objeto (“me‑self”), influido por temas de rango social más que por el yo subjetivo (“I‑self”), lo cual consolida percepciones rígidas sobre “cómo soy”. Este enfoque ayuda a entender por qué esas identidades rígidas se mantienen incluso cuando son dañinas para la persona.1
Además, durante la terapia cognitivo‑conductual se observa que las creencias autocríticas disfuncionales disminuyen de manera previa a la reducción de síntomas, lo que demuestra que cambiar la autoimagen puede ser clave para mejorar el trastorno.2
Los estudios también muestran que una mayor claridad del autoconcepto (self‑concept clarity) se asocia con menos ansiedad social; y baja claridad del yo predice peor respuesta a la frustración ante el rechazo, lo que alarga y refuerza el malestar social.3
Por otra parte, una revisión publicada en Behaviour Change (2017) concluye que creencias como autoestima baja, autocrítica y atención auto‑centrada actúan como factores de riesgo comunes en ansiedad social y otros trastornos, subrayando la centralidad del autoconcepto en estos procesos.4
SI QUISIERA PODRÍA SUPERAR LA FOBIA SOCIAL:
Realidad científica: la fobia social no es fácil de superar
Aunque la terapia cognitivo‑conductual es eficaz, aproximadamente entre un 20 % y 40 % de personas no alcanzan una remisión total, y pueden mantener síntomas residuales incluso tras el tratamiento.5
❌ Desmintiendo la creencia: “Si quisiera, podría superar la fobia social”
La ansiedad social se sostiene por procesos automáticos: atención centrada en uno mismo, rumiaciones anticipatorias o posteriores y autoevaluaciones negativas constantes, que no dependen de un acto de voluntad consciente.6
Pruebas científicas que lo confirman
- El modelo dual de ansiedad social destaca que el yo-negociado (Me‑self) está muy influido por percepciones de estatus social, lo que fija una identidad vulnerable al rechazo y la exclusión.7
- Reducir las creencias autocríticas durante la terapia predice mejoras posteriores en la ansiedad social, apoyando la idea de que el cambio cognitivo precede al emocional.8
Además, la guía clínica española basada en evidencia sistemática también deja claro que la fobia social puede tener un curso persistente y difícil, y que no siempre se resuelve totalmente con tratamiento. Puedes consultarla aquí: https://portal.guiasalud.es/wp-content/uploads/2018/12/GPC_430_Ansiedad_Lain_Entr_compl.pdf
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