COMPARTIR

miércoles, 26 de marzo de 2025

El titiritero invisible: Las decisiones que la fobia social toma por mi

 

Introducción personal

Durante mucho tiempo, creí que tomaba mis propias decisiones. Pensaba que si rechazaba un plan, era porque realmente no me apetecía. Si evitaba una conversación, era porque no tenía nada interesante que decir. Si elegía un camino en la vida, era porque simplemente no me veía capaz de otro. No me daba cuenta de que muchas de esas elecciones no eran realmente mías. Había algo más, algo que movía los hilos en la sombra y me hacía creer que yo tenía el control.

Cuando se habla de fobia social, suele pensarse en momentos puntuales de ansiedad intensa: una conversación, una presentación en público, una reunión. Pero su influencia va mucho más allá. No es solo un trastorno que aparece en ciertas situaciones, sino algo que modela la vida en su conjunto, incluyendo las decisiones que tomamos, las oportunidades que dejamos pasar y el tipo de vida que terminamos viviendo.

Qué estudio? Qué trabajo ? el ocio, tomar decisiones en grupo : el peso del silencio , Que ropa usar, menos llamativa, donde y cuando salir; callarne por miedo a equivocarme. , si pido o no lo que necesito, que experiencias me permito vivir …

 La metáfora explicada 

 La fobia social es como un titiritero invisible que manipula nuestras decisiones sin que nos demos cuenta. Nos deja la ilusión de elegir, pero en realidad, muchas veces es ella quien lo hace por nosotras.

Nos quedamos en casa porque "hoy no apetece salir", cuando en realidad es el miedo quien dicta la orden. Decimos que no a un plan porque "seguro que será aburrido", cuando en el fondo es el pánico a la interacción lo que nos frena. Incluso nuestras metas y sueños se ven moldeados por su influencia: descartamos carreras, amistades o experiencias sin explorar realmente si son para nosotras o si es la fobia quien nos convence de que no podemos con ellas.

El titiritero no nos obliga con la fuerza, sino con sutileza

Una vida moldeada por el miedo

No siempre me doy cuenta de hasta qué punto la fobia social ha decidido por mí. A veces, solo años después veo las oportunidades que dejé pasar, las cosas que podría haber intentado si el miedo no hubiera estado ahí. No es simplemente que me afecte en momentos puntuales, sino que va moldeando el camino, a veces sin que lo note, hasta que miro atrás y veo todas las bifurcaciones donde elegí la vía más segura, aunque no fuera la que realmente quería. La fobia social no solo impide hablar o salir, sino que determina qué vida termino viviendo

 Reflexión final

Es difícil encontrar el momento en que dejamos de ser nosotras mismas y comenzamos a ser las marionetas de un miedo que no vemos, pero que está ahí, moviéndonos. Cuando decidimos quedarnos en casa o rechazar una invitación, no lo hacemos porque realmente no queramos, sino porque el miedo se disfraza de una excusa que parece lógica. La fobia social no impone con gritos ni presiones, sino con susurros que nos hacen creer que estamos tomando decisiones. Y eso, quizás, es lo más confuso. 

 Es un proceso que ocurre tan lentamente, que cuando nos damos cuenta, ya hemos vivido demasiadas elecciones bajo esa sombra. El titiritero invisible no es algo a lo que podamos ponerle una fecha para que termine. Su presencia se siente en cada momento de duda, en cada vez que dejamos de hacer algo porque "no puedo". Al final, lo que queda es esa sensación constante de estar perdiendo algo que nunca llegamos a tener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario