Introducción personal
A veces siento que no necesito que nadie me diga nada para empezar a sentirme en peligro. Basta un gesto, una mirada esquiva o un cambio de postura para que algo dentro de mí se active. Es como si mi cuerpo llevara un traductor defectuoso que transforma lo neutro en amenaza y lo ambiguo en rechazo.
Metáfora
Vivir con fobia social es como intentar entender un idioma corporal lleno de matices que los demás parecen dominar sin esfuerzo, pero que yo descifro a través del miedo. Cada gesto se convierte en una señal de alarma que interpretó con obsesiva precisión, aunque no tenga ningún significado real. Y lo más desgastante es que, mientras intento traducir lo que los demás expresan, también tengo que lidiar con lo que mi propio cuerpo dice por mí. No porque yo quiera, sino porque se adelanta a cualquier palabra.
Reflejo inquieto
He aprendido a notar cómo mi cuerpo se encoge, se tensa o se vuelve torpe cuando hay gente cerca. Es como un reflejo que no controlo, un espejo que exagera lo que siento por dentro y lo muestra sin filtros. Intento parecer natural, pero cada gesto parece gritar mi incomodidad. Lo peor no es solo sentirlo, sino saber que probablemente los demás también lo notan. Y entonces me esfuerzo más por controlarlo, y cuanto más lo intento, más extraña y rígida me vuelvo. Como si luchar contra el reflejo solo lo hiciera más evidente.
Reflexión final
Vivir así es como habitar dos cuerpos al mismo tiempo: uno que interpreta compulsivamente a los demás y otro que actúa por su cuenta, mostrando lo que querría esconder. Por fuera, puede parecer que exagero, que estoy leyendo demasiado entre líneas o que me muevo de forma rara sin motivo. Pero por dentro hay una lucha constante por entender y por ocultar, como si tuviera que traducir cada gesto ajeno y al mismo tiempo corregir cada movimiento mío.
En este idioma sin reglas claras, donde todo parece tener un doble sentido, no es fácil sentirse a salvo. Porque incluso cuando no pasa nada, mi cuerpo ya ha decidido que algo está mal. Y aunque sé que no siempre es cierto lo que interpreto, el cansancio de estar alerta todo el tiempo no se disipa fácilmente.
¿
No hay comentarios:
Publicar un comentario