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sábado, 19 de abril de 2025

Metáfora: El teléfono como una puerta cerrada . El miedo invisible


Introducción personal

 Llamar por teléfono para mi  no es algo tan sencillo como el simple hecho de cogerlo. Es frecuente escuchar comentarios como: “El teléfono no muerde, nadie puede hacerte daño, no hay peligro, cógelo…” Y sí, sé que para muchos es algo tan común como respirar, pero para mí, no lo es. Llamar por lteléfono es mucho más que eso. Es difícil de explicar, pero intentaré hacerlo. 

 Cuando me encuentro con un teléfono en mis manos, es como si una barrera invisible se alzara frente a mí. Cada vez que tengo que hacer una llamada, siento que mi mente se bloquea, mis palabras no salen como quiero, y la ansiedad se apodera de mí. A veces, la idea de que la conversación no se desarrolle como me gustaría me genera un pánico que no puedo controlar. Es un ciclo del que no puedo escapar. 

 La metáfora: El teléfono como una puerta cerrada . El miedo invisible 

 Imagina que el teléfono es una puerta cerrada que se encuentra justo frente a mí. A simple vista, parece una puerta común, pero yo sé que al abrirla, no sabré qué me deparará al otro lado. Puede ser una voz amigable, una conversación que fluya, o algo que me desconcierte y me haga sentir vulnerable. Pero lo peor es la incertidumbre de no saber cómo será la conversación, si seré capaz de hablar con claridad o si mi mente se paralizará. 

 Cada vez que esa puerta se presenta ante mí, las dudas y el miedo aumentan. Sé que solo tengo que dar un paso para atravesarla, pero el miedo de no ser capaz me inmoviliza. El teléfono no es solo un objeto, es una barrera emocional que se transforma en un obstáculo que debo superar Y aunque pueda parecer algo simple para otros, para mí es un desafío emocional.

 Reflexión final 

 Lo que pocos entienden es que no se trata de ser tonta o incapaz, sino de vivir con un miedo profundo que no se puede controlar. Llamar por teléfono no es solo un acto mecánico, sino una lucha constante. Es enfrentarse a una puerta cerrada, sabiendo que no hay garantía de que pueda cruzarla. El miedo es una presencia que siempre está ahí, que no desaparece, que sigue siendo parte de mi día a día, aunque no lo vea nadie. Y esa es la realidad con la que vivo,

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