El ascensor parece un simple medio de transporte: subes, bajas y listo. Pero para alguien con fobia social, esos segundos pueden convertirse en una prueba de resistencia. No hay escapatoria posible: espacio reducido, silencio forzado y personas demasiado cerca. En cuestión de segundos tu cabeza empieza a calcular dónde mirar, cómo colocarte y qué hacer con las manos. Incluso el gesto más mínimo ,como decir a qué piso vas, puede sentirse como si todo el ascensor estuviera evaluando tu actuación.
Lo que para la mayoría son unos instantes sin importancia, para mí se convierte en una situación de alerta total. No se trata de exagerar, sino de cómo funciona la ansiedad social: cada mirada, cada movimiento o cada palabra adquiere un peso que no debería tener. Y mientras dura el trayecto, solo pienso en una cosa: que se abran de una vez las puertas
Monólogo práctico: sobrevivir a un ascensor lleno
El ascensor es el laboratorio social perfecto: espacio mínimo, personas pegadas y cero instrucciones claras. Entras, giras medio cuerpo para no rozar a nadie y ya estás calculando ángulos como si fueras ingeniera en obras públicas.
Primer dilema: ¿A qué piso vas? Dices el número tan bajito que el botón no se entera. Lo repites y ya es demasiado alto. Bienvenidos al karaoke del pánico.
Luego llega el silencio ascensoril. Todo el mundo mira los números como si fueran fuegos artificiales. Tú dudas: ¿miro al suelo, al espejo, al techo? Solución oficial: observar el panel con cara de analista financiero.
Peor aún es cuando alguien suelta el clásico “¿Bajas?” y te bloqueas porque bajabas, pero ahora ya no lo sabes. Y si suena un móvil… todos averiguan de repente que el altavoz del mundo existe.
Consejos exprés para sobrevivir a un ascensor
- Posición neutra: de lado, medio paso atrás si puedes. Brazos pegados y mirada al panel. Postura “pasajero profesional”.
- Botón claro y al grano: di el piso en una frase corta: “Al 4, por favor”. No hace falta explicar tu vida.
- Regla del ángulo: si hay espejo, mira tu propio reflejo o la línea de las puertas. Evita cruzar miradas por accidente.
- Respira en 4-4: cuatro cuentas al inhalar, cuatro al exhalar. Nadie lo nota y baja la alarma interna.
- Salida eficiente: cuando se abra, di “con permiso” y avanza. No pidas perdón por existir.
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