Introducción personal
A veces me siento como un globo que alguien ha estado inflando sin parar. Cada vez que tengo que salir, hablar, cruzarme con alguien conocido, mantener la compostura o simplemente aguantar que me miren… es como si me soplaran más aire por dentro. Yo intento que no se note. Por fuera parezco tranquila, incluso normal. Pero por dentro, estoy al límite.
La metáfora del globo : Ansiedad contenida
La metáfora del globo al borde de estallar representa esa ansiedad contenida que muchas veces no se ve, pero que lo ocupa todo por dentro. Una tensión que se acumula con cada situación social, con cada expectativa, con cada “hazlo bien” El globo se va hinchando sin que nadie lo note, hasta que cualquier cosa pequeña, insignificante para los demás ,una palabra mal dicha, una cara rara, una interrupción inesperada, se convierte en el pinchazo que lo hace estallar.
Estallar puede significar muchas cosas: llorar, huir, quedarse bloqueada, tartamudear, reaccionar con torpeza. Y luego, por supuesto, llega la culpa. Porque no era para tanto, porque "no deberías ponerte así", porque nadie entiende qué te pasa.
Lo peor de este globo es que no lo inflo yo sola. Lo infla la mirada del otro, las normas invisibles que siento que debo seguir, las veces que no digo lo que pienso para no incomodar, los silencios incómodos, las sonrisas forzadas, las frases ensayadas. Y a veces, simplemente, el hecho de existir en un entorno que me resulta hostil sin razón aparente.
Me gustaría aprender a no inflarlo tanto. A soltar aire poco a poco, sin necesidad de explotar. Porque al final, vivir con fobia social es eso: andar por el mundo como un globo tenso, esperando no estallar.
Reflexión final
He intentado pinchar el globo muchas veces, como si así se acabara todo de golpe. Pero eso solo me deja vacía, con la sensación de haberme fallado. Lo importante no es estallar, ni desinflarme de golpe, sino aprender a regular la presión, a cuidar lo que va entrando, a detectar cuándo necesito parar.
Hay días en los que noto el globo apenas hinchado. Respiro con más libertad, y puedo moverme sin ese miedo constante a romperme. En cambio, hay otros en los que siento que no hay espacio para una gota más, y me encierro para que nadie vea que estoy a punto de estallar. A veces funciona, a veces no.
También he descubierto que algunas personas ayudan a que el globo no se infle tanto. Su presencia calma, sus palabras suaves, su forma de no exigir nada. Son pocas, pero existen. Y con ellas, mi globo parece más ligero, más flexible. Como si no tuviera que demostrar nada.
Quizá se trate de eso: de rodearme de quienes no soplan más aire del necesario, de aprender a detectar a tiempo lo que me carga, y de aceptar que vivir con fobia social implica convivir con ese globo… pero también poder cuidarlo, moldearlo, y poco a poco, recuperar el aire que me pertenece.
me siento totalmente identificado con todas las palabras que hay escritas
ResponderEliminarQue bien, gracias
Eliminar