ESQUEMA DE LA ENTRADA
- PRESENTACIÓN
- ¿Qué es la inhibición conductual ?
- Signos biológicos y de heredabilidad
- Relación entre inhibición conductual y trastornos de ansiedad derivados
- Comorbilidad
- ¿Qué es la inhibición conductual ?
- Signos biológicos y de heredabilidad
- Relación entre inhibición conductual y trastornos de ansiedad derivados
- Comorbilidad
- Detección precoz
- CONCLUSIÓN
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PRESENTACIÓN
A menudo hablamos y nos preguntamos sobre si la fobia social se hereda , si forma parte de nosotros desde que nacemos , si estamos predispuestos a la ansiedad etc
Ya he hablado en este blog sobre la predisposición genética y esta vez quería incidir en la inhibición conductual en la infancia como un rasgo del temperamento heredado.
He estado leyendo al respecto y os hago un resumen de lo que me ha parecido más interesante .
He estado leyendo al respecto y os hago un resumen de lo que me ha parecido más interesante .
Hay estudios que indican que un patrón estable de inhibición comportamental puede incrementar el riesgo de padecer trastornos de ansiedad, y especialmente de ansiedad social.
“La Inhibición Conductual (IC) es un rasgo temperamental definido por el miedo extremo ante la novedad y la dificultad para explorar los estímulos nuevos, ya sean personas u objetos Los niños inhibidos son aquellos que renuncian al contacto con todo aquello que no les es familiar y por tanto, marcará el estilo del niño en el momento de enfrentarse a lo desconocido”
Pese a ello, los estudios apuntan a que no todos los niños ansiosos muestran un comportamiento inhibido ni todos los niños con inhibición conductual sufren trastornos de ansiedad ,pero la inhibición de conducta ante extraños constituye un factor de riesgo para la aparición posterior de trastornos de ansiedad.
Mick y Telch (1998) publican sus hallazgos al respecto
Dada esta disparidad, sería necesario estudiar qué otros factores están implicados.
SIGNOS BIOLÓGICOS Y DE HEREDABILIDAD
Los autores consideran que estos comportamientos tienen una base genética, observándose su heredabilidad por la frecuencia con que aparecen en familiares en primer grado, y son detectables ya en los primeros meses de vida, manteniéndose estables a través del tiempo e influenciando el desarrollo de la personalidad.
¿Cómo son los niños con estas características?
- Presentan signos de una mayor activación psicofisiológica
(Mayor frecuencia cardíaca basal, una respuesta incrementada de dilatación pupilar y mayores niveles de cortisol…)
- Responden a estímulos o acontecimientos nuevos con activación excesiva y con comportamientos de evitación y alejamiento.
Ante situaciones mínimas de estrés , presentan una mayor frecuencia cardíaca mientras dura esa situación que los que no presentan inhibición de conducta.
- Los niveles de cortisol salivar son más altos, comparados con niños no “inhibidos” muestran más bajo umbral de activación de los circuitos hipotalámicos y amigdalar ante situaciones no familiares.
- Se postula qué asimetrías en la actividad del cortex cerebral frontal pueden constituir un marcador biológico de esta característica del temperamento.
En concreto, desde el año 2000, un gran número de estudios se han centrado en conocer la relación existente entre la inhibición conductual y la psicopatología, las variables asociadas con la inhibición y los métodos para evaluarla.
Nota:
Aunque la presencia de Inhibicion se observa muy tempranamente en la vida , para su detección es necesario considerar el período evolutivo en el que se encuentra el niño.
RELACIÓN ENTRE INHIBICIÓN CONDUCTUAL Y LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD
Cuando se trata de niños que permanecen inhibidos de forma estable a lo largo del tiempo la inhibición conductual se contempla como un marcador de vulnerabilidad biológica para el desarrollo de trastornos de ansiedad.
La edad normal de inicio en la infancia de un trastorno de ansiedad se sitúa entre los 7 y 12 años , sin embargo, la primera adquisición de los temores puede ser mucho más temprana .
La edad normal de inicio en la infancia de un trastorno de ansiedad se sitúa entre los 7 y 12 años , sin embargo, la primera adquisición de los temores puede ser mucho más temprana .
En este sentido, señalan que los niños inhibidos de 4 años son significativamente más propensos a ser diagnosticados, a los 6 años, con fobia social y trastorno de ansiedad generalizada frente a los no inhibidos.
Aunque la prevalencia de los trastornos de ansiedad cambia considerablemente en función de la edad, de los instrumentos de evaluación o de la fuente de información, se estima que entre un 15 y un 20% de niños y adolescentes desarrollan un trastorno de ansiedad; siendo la ansiedad por separación, junto a las fobias específicas, los más frecuentes en población infanto-juvenil (Beesdo, Knappe y Pine, 2009).
Los resultados muestran que, efectivamente, los niños con inhibición conductual presentan un riesgo de desarrollar una fobia social siete veces mayor que los niños sin inhibición conductual. En otras palabras, más del 40% de los niños con inhibición conductual acabarán sufriendo una fobia social.
Características de la variable Inhibición:
- Los niños inhibidos experimentan una gran ansiedad ante estímulos desconocidos, inciertos o cambiantes, por lo que reaccionan inicialmente mostrando signos de sufrimiento, moderación del comportamiento y latencias largas para interactuar. También, suelen dejar de jugar, hablar y tratan de permanecer cerca de la seguridad que ofrecen sus padres (Kagan, Snidman y Arcus, 1998).
- Ir al colegio es una actividad particularmente estresante para los niños inhibidos lo que hace que se impliquen menos en actividades sociales y puedan experimentar dificultades de adaptación a largo plazo.
- Los niños inhibidos son evaluados por sus maestros con mayor número de problemas emocionales que sus compañeros
- Muestran habitualmente un comportamiento reservado e índices mayores de ansiedad durante el juego libre con sus compañeros de colegio
- Fuera del contexto escolar: Las madres describen a sus hijos inhibidos como menos activos socialmente con sus semejantes y más propensos a jugar solos en casa con un amigo , lo que aumenta el riesgo de presentar malas relaciones, rechazo y exclusión de sus iguales .
Los estudios revelan que cerca de un 10% de los niños que en la edad preescolar presentan inhibición conductual continúan expresándola durante la infancia, adolescencia y adultez (Kagan y Snidman, 2004).
Relación de la inhibición conductual y los trastornos de ansiedad con otras variables:
Los estudios citados relacionan la inhibicion conductual con la etiología de los trastornos de ansiedad en la infancia.
Pero ya que los datos demuestran que no todos los niños ansiosos presentan un comportamiento inhibido y no todos los niños con inhibición conductual sufren patologías relacionadas con la ansiedad, resulta necesario conocer qué otros factores pueden estar implicados en el origen, desarrollo y mantenimiento de la relación entre inhibicion conductual y los trastornos de ansiedad.
Ante esto, cabe la pregunta de en qué condiciones los niños con inhibición conductual desarrollan trastornos de ansiedad.
Para dar respuesta a esta cuestión, los estudios analizan la existencia de otras variables que pueden ser mediadoras de esta relación.
En esta línea, las investigaciones señalan:
Para dar respuesta a esta cuestión, los estudios analizan la existencia de otras variables que pueden ser mediadoras de esta relación.
En esta línea, las investigaciones señalan:
- Que los niños de padres con algún trastorno de ansiedad presentan un mayor riesgo de manifestar inhibición conductual y desarrollar un trastorno de ansiedad en edades tempranas.
- Del mismo modo, el estilo educativo de los padres es otra variable de riesgo implicada en el desarrollo de los trastornos de ansiedad .
- Cuando los padres se muestran poco afectivos en la relación con sus hijos, les exteriorizan poca aceptación y un bajo nivel de afinidad, generan una mayor probabilidad de desarrollar una relación insegura, que a su vez posibilita el desarrollo de trastornos de ansiedad.
- Protección excesiva y un alto control de los padres pueden transmitir al niño un mensaje de que el mundo es un lugar peligroso y reducir el contacto del niño con estímulos novedosos o eventos amenazantes, minimizando las experiencias del niño y pudiendo reforzar la dependencia hacia los demás.
Aunque estos estudios señalan la posibilidad de que las prácticas de crianza moderan la relación entre el temperamento y la vulnerabilidad psicológica posterior de los niños, resulta evidente, que se necesita más investigación para entender mejor la contribución de los factores específicos de crianza ya que el comportamiento de los padres, según los estudios realizados, podría entenderse como una causa de la ansiedad en los niños, como una respuesta de los padres a la ansiedad de sus hijos o como la expresión de la propiedad ansiedad de los padres.
Hay otros factores de vulnerabilidad como:
- Un apego inseguro entre padres e hijos,
- Los estilos negativos de crianza,
- Las experiencias de aprendizaje específicos o los sucesos vitales estresantes que pueden contribuir a ello.
COMORBILIDAD
La comorbilidad de la fobia social con otros trastornos de ansiedad es muy alta en la infancia, lo que ha planteado interesantes cuestiones diagnósticas.
La fobia social se ha asociado comórbidamente con gran frecuencia con otros trastornos por ansiedad - trastorno de ansiedad excesiva (TAE), asimilado en el DSM-IV al trastorno por ansiedad generalizada, trastorno por ansiedad de separación (TAS), por evitación (TE) y depresivos .
Se observa que el trastorno por evitación y la fobia social se asociaban frecuentemente, y ambos no se distinguían más que por la edad de presentación, siendo el trastorno de evitación de aparición más precoz.
Para ellos los síntomas de este cuadro clínico, por su pronta aparición y estabilidad en el tiempo, podrían ser más bien, expresión de rasgos incipientes de personalidad por evitación, que contribuían a la posterior aparición de fobia social.
En este estudio, realizado en población clínica, señalan que todos los niños que consultaron por fobia social presentaban al menos otro trastorno de ansiedad, siendo el más frecuente el de trastorno de ansiedad excesiva (TAE) (83%). También las fobias simples aparecían asociadas en casi la mitad de los casos.
Respecto a los trastornos de alimentación, algunos estudios investigan los antecedentes de trastornos de ansiedad en la infancia de mujeres con anorexia nerviosa y bulimia nerviosa . Se hallaron con una frecuencia elevada, en el 90% de las anorexias y 94% de las bulímicas. La ansiedad social se asociaba significativamente a la bulimia, precediéndola, y con menor frecuencia a la anorexia nerviosa.
La fobia social es uno de los trastornos a los que se asocia más psicopatología tanto del eje I como del II, agravando la clínica y complicando el tratamiento.
El hecho de que la ansiedad social sea con frecuencia el trastorno primario, que originaría los demás, insta a un reconocimiento clínico y tratamiento precoz.
La comorbilidad entre dos o más trastornos agrava la clínica, aumenta el deterioro académico y laboral e influye negativamente en la evolución clínica y respuesta al tratamiento.
DETECCIÓN PRECOZ
Identificar los factores de riesgo en la infancia es fundamental para prevenir el desarrollo de trastornos psiquiátricos en la edad adulta.
La inhibición conductual es un factor de riesgo de primer orden para la fobia social.
Identificarla a tiempo podría permitir la aplicación de tratamientos preventivos breves (algunos de ellos dirigidos a los padres) que ya han demostrado ser capaces de reducir el desarrollo de síntomas de ansiedad y de otros trastornos psiquiátricos en seguimientos de hasta tres años de duración
El diagnóstico precoz tiene la mayor importancia por diversos hechos:
La influencia negativa, por su precoz aparición, en importantes procesos del desarrollo del niño o adolescente.
La frecuente evolución a la cronicidad de este cuadro clínico.
Su elevada comorbilidad con otros tipos de psicopatología en estas edades.
Fracaso escolar.
Uso y abuso de substancias o trastornos del comportamiento, entre otros.
Se ha subrayado además la resistencia al tratamiento cuando la fobia social comienza antes de los 11 años.
Dadas las ventajas que una detección precoz de la inhibición conductual podría tener en los niños y teniendo en cuenta que ésta es sensible a la influencia de variables contextuales (Goldsmith et al., 1987), la etapa preescolar parece un momento idóneo para llevar a cabo su evaluación. Ya que es una etapa de la infancia lo suficientemente adelantada como para que la detección pueda ser considerada temprana y, al mismo tiempo, es lo suficientemente tarde como para poder obtener información de diferentes contextos, incluido el colegio.
Para la evaluación de la inhibición conductual suele utilizarse tres procedimientos:
- Las pruebas de laboratorio,
- la observación directa
- y los instrumentos de lápiz y papel
(Ballespí y Jané, 2002).
CONCLUSIÓN
La evaluación temprana y exhaustiva de la inhibición conductual , como una de las variables implicadas en el desarrollo de la ansiedad, se convierte en un interesante recurso de prevención primaria (Mick y Telch, 1998).
Ya que, como se ha señalado :
- Los trastornos de ansiedad en la infancia no suelen remitir sin tratamiento (Costello et al., 2003),
- Pueden continuar en la edad adulta (Kagan et al., 2007)
- Se relacionan con la presencia de dificultades psicosociales en el niño (Brent et al., 1998; Messer y Beidel, 1994)
- y aumentan el riesgo de desarrollar otros trastornos psiquiátricos comórbidos (Curry y Murphy, 1995; Thapar y McGuffin, 1997).
Discusión:
En cuanto a los procedimientos de evaluación:
Resultaría imprescindible que las futuras investigaciones trabajaran en la creación o perfeccionamiento de nuevos y sencillos instrumentos para la evaluación precoz de la inhibición conductual , para trabajar en la identificación temprana de los trastornos de ansiedad en niños, convirtiendo este posible adelanto en un interesante recurso para prevenir su aparición (Morizot y Vitaro, 2003).
Desarrollar o perfeccionar programas de intervención escolar sobre la inhibición conductual y los trastornos de ansiedad (Taboada et al., 1998) y así poder mejorar su eficacia.
En este sentido, las investigaciones señalan que las intervenciones en la etapa preescolar tienen un alto impacto en los niños, ya que a estas edades son muy susceptibles a las influencias ambientales (Urzúa, Ramos, Alday y Alquinta, 2010).
En definitiva, para conocer y evitar las influencias negativas de la inhibición conductual y los trastornos de ansiedad en los niños, las futuras investigaciones deberían realizar estudios longitudinales, que incluyeran el mayor número posible de fuentes de información y que utilizasen instrumentos de evaluación de la inhibición conductual en edades cada vez más precoces; lo que posibilitaría anticipar el conocimiento de un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad en la infancia.
En definitiva, para conocer y evitar las influencias negativas de la inhibición conductual y los trastornos de ansiedad en los niños, las futuras investigaciones deberían realizar estudios longitudinales, que incluyeran el mayor número posible de fuentes de información y que utilizasen instrumentos de evaluación de la inhibición conductual en edades cada vez más precoces; lo que posibilitaría anticipar el conocimiento de un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad en la infancia.
Además, estos estudios deberían profundizar en variables ya estudiadas e investigar otras nuevas para descubrir la direccionalidad de las influencias y los efectos aditivos de las interacciones entre variables.
Ordóñez-Ortega Lourdes Espinosa-Fernández Luis-Joaquín García-López José-Antonio Muela-Martínez
Universidad de Jaén, España
(Revisión de las investigaciones llevadas a cabo sobre la inhibición conductual . Estado actual)