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viernes, 25 de julio de 2025

 


CUANDO LA FOBIA SOCIAL SE CONFUNDE CON LA IDENTIDAD 


 . SI QUISIERA PODRIA SUPERAR LA  FOBIA SOCIAL 


Cuando la fobia social se puede confundir con la identidad

Durante mucho tiempo, no me di cuenta de que había una idea que estaba guiando muchas de mis decisiones sin que yo la viera claramente. No era una voz que me gritara cosas feas, ni un pensamiento que pudiera rebatir con lógica. Era más bien una sensación que se instalaba en el fondo, como si no tuviera sentido intentar algo distinto. Como si lo que sentía, mi inseguridad, mi torpeza al hablar, mi necesidad de esconderme, fuera simplemente yo. Así, sin más.

Cuando escuchaba a alguien decir que había superado ciertos miedos, yo pensaba: “Qué bien por ella, pero eso no es para mí”. Y no lo decía con envidia ni amargura. Lo decía con una certeza tranquila, casi resignada. Como si yo ya supiera que ese tipo de cosas no iban conmigo. Que otras personas pueden cambiar, pueden enfrentarse a sus miedos, pueden ir soltando sus bloqueos. Pero yo… no. Porque yo siempre he sido así. Porque esto forma parte de lo que soy.

Hay creencias que no parecen creencias. No nos las cuestionamos porque suenan como hechos. Y este es uno de esos casos. Cuando se convive durante años con la fobia social, con la evitación, con el miedo constante a estar expuesta, es fácil empezar a pensar que eso es una misma. Que ese modo de estar en el mundo no es un problema a resolver, sino una característica esencial de nuestra forma de ser.

Y lo más engañoso de todo es que esa creencia puede parecer autoconocimiento. “Yo soy así”, “nunca me he sentido cómoda con gente”, “no tengo esa habilidad”. No lo decimos con rabia, ni siquiera con tristeza a veces. Lo decimos con un tono casi neutral, como quien habla del color de sus ojos. Pero en realidad lo que estamos haciendo es algo muy duro: renunciar a la posibilidad de cambio.

Porque si no es un miedo, sino una parte de mí… ¿qué sentido tiene trabajarlo? Si forma parte de quien soy, intentar cambiarlo sería traicionarme, ¿no?

Este conflicto también lo abordé más a fondo en una entrada más personal, donde me preguntaba si cambiar, aunque fuera para mejorar, significaría dejar de ser yo. Así, cuestionaba una creencia que a menudo se considera errónea, pero para la cual no había encontrado estudios que la refutaran: “Yo soy yo y no quiero ser tú”.

Sin embargo, si encontré realidad científica que nos dice otra cosa. La fobia social afecta la autoimagen y el autoconcepto, dos pilares importantes de la identidad. Estudios muestran que la terapia no solo reduce la ansiedad, sino que ayuda a cambiar la forma en que la persona se percibe a sí misma, promoviendo una autoimagen más segura y positiva.

Por ejemplo, una revisión publicada en Clinical Psychology Review (2017) destaca que los tratamientos efectivos para la fobia social están asociados con mejoras en el autoconcepto, lo que implica una modificación real en la identidad durante la recuperación. Esto demuestra que la identidad no es fija ni inmutable, sino que puede cambiar con la experiencia y la terapia. Puedes consultarlo en este enlace: Changes in the self during cognitive behavioural therapy for social anxiety disorder: A systematic review.


...SI QUISIERA PODRIA SUPERAR LA  FOBIA SOCIAL: 

Realidad científica: la fobia social no es fácil de superar

A menudo, cuando alguien sufre fobia social, tanto esa persona como quienes la rodean creen que, si quisieran, podrían superar su problema. Esta idea parte de la confusión sobre lo que realmente significa vivir con esta condición. Desde dentro, la persona con fobia social siente que algo la paraliza o bloquea, sin que pueda controlarlo fácilmente. Desde fuera, los demás a veces minimizan la dificultad, pensando que solo es cuestión de actitud o fuerza de voluntad. Esta creencia errónea genera frustración, culpa y malentendidos, dificultando la comprensión y el apoyo que la persona necesita.

❌ Desmintiendo la creencia: “Si quisiera, podría superar la fobia social”

Aunque pueda parecer sencillo para quienes no la padecen, superar la fobia social no es cuestión de “querer” o “esforzarse más”. La realidad es que la fobia social está arraigada en diferencias profundas en el funcionamiento del cerebro. Las reacciones automáticas de miedo, ansiedad o vergüenza que experimenta la persona no son un acto voluntario, sino respuestas neurobiológicas que ocurren sin su control consciente.

Además, la lucha diaria que implica convivir con la fobia social suele ser invisible para los demás, lo que contribuye a que se malinterprete la situación como falta de ganas o determinación. Entender que no es solo un problema de voluntad es clave para poder buscar y ofrecer el apoyo adecuado.

Pruebas científicas que lo confirman

  • Mayor actividad cerebral en regiones claves: El cerebro reacciona con más intensidad en situaciones sociales, activando áreas como la amígdala incluso en tareas sencillas. Fuente: Phan et al. (2006), NeuroImage
  • Conectividad alterada también en reposo: Estudios en estado de reposo muestran que el cerebro de personas con fobia social mantiene conexiones anómalas que predisponen a respuestas de ansiedad intensas, incluso sin estímulos. Fuente: Liao et al. (2018), NeuroImage: Clinical
  • Curso crónico y resistencia al tratamiento: La fobia social puede durar muchos años si no se trata. Y aunque la terapia cognitivo-conductual ayuda a muchas personas, entre el 20–40 % no alcanza una mejora significativa. Fuente: Mayo-Wilson et al. (2017), Clinical Psychology Review

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