COMPARTIR

jueves, 31 de julio de 2025



Cuando tu cerebro se va de vacaciones justo en medio de la conversación

Ahí estás, hablando con alguien. Todo va bien. De repente, plof. Tu cerebro decide desconectarse. No porque estés cansada, ni distraída, sino porque parece que tiene su propio plan de sabotaje.

Olvidas la palabra más sencilla, tartamudeas, haces pausas incómodas que parecen horas. Intentas pensar rápido, pero es como si tu cabeza se hubiera puesto en huelga sin avisar.

La otra persona te mira con una mezcla de paciencia y sorpresa, mientras tú empiezas a sudar frío, deseando que el suelo se abra y te trague.

Intentas retomar el hilo, pero tu mente sigue en modo avión. Te preguntas si han notado que estás a punto de estallar en nervios o si piensan que eres un bicho raro.

Después, cuando la conversación termina, viene el tormento: repasar cada palabra, cada pausa, cada error, como si fueras un mal estudiante castigado.

“¿Por qué no fui capaz de seguir hablando normal? ¿Por qué tuve que ponerme tan nerviosa? ¿Por qué ahora me siento agotada y con ganas de desaparecer?”

Y lo peor es que, aunque la mayoría no se dio cuenta, tú viviste un desastre interno épico, una tormenta que nadie vio pero que te dejó hecha polvo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario