Introducci贸n
Entrar en una tienda solo a mirar para muchas personas es lo m谩s normal del mundo. Entras, curioseas, te vas. Fin. Para otras, es una misi贸n suicida. Entras con ansiedad, te mueves con culpa y sales sinti茅ndote sospechosa de robo aunque no hayas tocado nada.
Estar en una tienda sin comprar nada. Sospechosa oficial
Entrar en una tienda sin intenci贸n de comprar ya es de por s铆 estresante. Pero cuando tienes fobia social, se convierte en una experiencia de alto voltaje.
Desde el primer paso ya sientes que tienes que justificar tu presencia. Como si estuvieras entrando en una propiedad privada sin permiso.
Y por supuesto, ah铆 est谩n: los dependientes. Que no tienen la culpa de nada, pero t煤 los percibes como agentes encubiertos del FBI.
—“¿Puedo ayudarte en algo?”
No, gracias. Solo vengo a mirar.
Y mientras lo dices, ya est谩s convencida de que suena a excusa de ladrona profesional.
Miras las estanter铆as como si fueras a hacer una tesis sobre ellas. Coges algo y lo vuelves a dejar, con miedo de parecer demasiado interesada o muy poco. La presi贸n es absurda.
¿Y si se piensan que estoy aqu铆 para robar? ¿Y si estoy aqu铆 desde hace tanto que ya me consideran parte del mobiliario?
Cuando por fin decides salir, viene lo peor.
Cruzar la puerta sin bolsa. Sin ticket. Sin nada.
Pones tu mejor cara de “soy inocente”, caminas a ritmo normal (ni muy r谩pido ni muy lento, que parece fuga), y rezas para que no salte una alarma inexistente.
Una vez fuera, suspiras. Has sobrevivido. No te han detenido. No te han acusado. Pero a煤n as铆 te vas con la sensaci贸n de haber hecho algo mal.
Tu 煤nico delito: mirar camisetas durante cinco minutos sin comprar nada.
Culpable.

No hay comentarios:
Publicar un comentario