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martes, 14 de octubre de 2025

El yo fragmentado


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Yo fragmentado

Resumen: El "yo fragmentado" no significa tener un trastorno grave, sino una sensación de división interna frecuente en la fobia social. Es la dificultad para sentirse una misma persona en todas partes, por el miedo constante al juicio y el esfuerzo de encajar. Entenderlo ayuda a tratarnos con más comprensión.

Antes de entrar en ejemplos, quiero explicar brevemente qué significa el yo fragmentado, porque puede sonar más grave de lo que realmente es.

Hablar del "yo fragmentado" no implica tener un trastorno grave como el trastorno de identidad disociativo. No se trata de tener múltiples personalidades ni de amnesia, sino de una vivencia interna más sutil: la de sentirnos divididos por dentro. Una parte de nosotros actúa, otra observa y evalúa con dureza, y otra se esconde o simplemente se desconecta. Como si no fuéramos uno solo, sino varias versiones que no siempre se entienden. (Trastornos disociativos – Psicología y Mente).

Cuando hablo del “yo fragmentado” me refiero a esa sensación de no poder mostrarnos igual en todas partes. Por ejemplo:

  • Hablar con naturalidad en un entorno y quedarse callado en otro.
  • Cambiar la forma de expresarnos según con quién estemos.
  • Sentir que hay partes de nosotros que preferimos esconder para no parecer “raros”.

Esta diferencia entre lo que somos y lo que mostramos puede generar una sensación continua de división o desconexión.

Cualquier persona puede experimentar algo parecido. Todos adaptamos nuestra forma de ser según lo que hacemos o con quién estamos. La diferencia es que, en la fobia social, no queremos cambiar. Queremos ser nosotros mismos, pero las situaciones nos obligan a actuar de otra forma, aunque eso nos incomode o nos deje en contradicción con lo que realmente somos.

Esta sensación está documentada en investigaciones sobre la estructura del yo en personas con fobia social. Se ha observado que tendemos a tener una identidad menos definida, más fragmentada y con una autoimagen menos clara. Un modelo que lo explica bien es el del I-self y el Me-self: el yo que vive la experiencia (I-self) y el yo que se observa desde fuera y evalúa (Me-self). En quienes tenemos fobia social, esa segunda parte, la que juzga, suele llevar la voz cantante. (Self and Identity in Social Anxiety Disorder – ResearchGate).

Otra investigación apunta que esta forma de estar centrados constantemente en nosotros mismos, desde una mirada crítica y autoevaluativa, alimenta la ansiedad y refuerza la sensación de estar desconectados de lo que sentimos realmente.

No es nada “grave” ni indica que haya algo roto en nosotros. Es una consecuencia comprensible del miedo a ser juzgados, del esfuerzo continuo por encajar y de la vigilancia constante a la que nos sometemos. Ponerle nombre no es patologizarlo, sino entenderlo. Y desde ahí, empezar a tratarnos con más compasión.

Siguiente: La que se adapta – Lo que mostramos para encajar, lo más superficial pero común.

Referencias

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