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miércoles, 5 de marzo de 2025

Situación: cómo pueden verme. La realidad por dentro con F.S. (I V )

 Cuando estoy en una situación social, no solo pienso en cómo me siento, sino también en cómo los demás podrían estar viéndome. A veces, esa percepción cambia según el contexto, la gente o incluso mi propio estado de ánimo. 

En esta entrada, quiero compartir siete formas en las que creo que los demás me ven, o al menos, cómo lo percibo en esos momentos. 


Si en un grupo no hablo mucho y sonrío sin decir nada, pienso  que los demás creen que solo finjo interés y que, en realidad, estoy deseando irme. Pero lo cierto es que, aunque me interese la conversación, no siempre sé cómo aportar algo sin que suene forzado o fuera de lugar. 

Si estoy en una conversación y noto que alguien me mira mientras hablo, siento que me observan demasiado y empiezo a pensar que algo en mi cara o en mi expresión es raro. En mi cabeza, los demás están analizando cada mínimo detalle de lo que digo y cómo lo digo, aunque seguramente no sea así. 

Si alguien me hace una pregunta y tardo en responder, imagino que piensan que soy lenta o torpe. Pero en realidad, mi mente se llena de opciones sobre cómo contestar, como si tuviera que elegir las palabras perfectas antes de hablar. 

Si intento intervenir en una conversación y me interrumpen, me quedo en silencio y asumo que lo que iba a decir no era importante. En mi mente, los demás creen que no tengo nada interesante que aportar. Pero lo cierto es que, muchas veces, simplemente pasa sin mala intención. 

Si salgo a la calle y noto que la gente me mira, creo que algo en mí destaca de forma negativa: mi forma de caminar, mi ropa, mi expresión. Me siento expuesta, como si fuera obvio que estoy incómoda en público. Pero probablemente solo sea mi inseguridad haciéndome ver cosas que nadie más nota. 

Si en una reunión o evento me quedo en un rincón sin acercarme a nadie, pienso  que los demás me ven como un  antisocial o que no quiero estar ahí. Pero lo cierto es que la idea de meterme en un grupo ya formado y empezar a hablar me paraliza. No quiero parecer forzada ni interrumpir, así que prefiero quedarme al margen. 

Si me cruzo con alguien que conozco y no sé si saludar o no, me quedo en una especie de limbo incómodo. Si saludo, temo que la otra persona no me haya reconocido o que parezca demasiado forzado. 

Si no saludo, imagino que piensan que soy borde o que los ignoro a propósito. 


CONCLUSIÓN :
 La imagen que proyectamos debido a la fobia social , no tiene nada que ver con nuestro verdadero yo. Si la gente pudiera entrar en nuestra mente, vería el sufrimiento constante que nos provoca el miedo a ser juzgados de forma negativa. Paradójicamente, en nuestro esfuerzo por causar una buena impresión, nuestras reacciones nos llevan a que a menudo  transmitamos  justo lo contrario. Por eso es tan importante que la fobia social se entienda y se conozca. Detrás de cada gesto incómodo o respuesta evasiva, hay alguien que solo quiere encajar y hacerlo bien. Si los demás pudieran ver nuestro mundo interior, tal vez nos mirarían con más empatía y paciencia. Pero, desde fuera, esta realidad sigue siendo invisible.


Cómo pueden vernos  desde fuera con  fobia social ( I )

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